¿EL CONSUMIDOR ES UN IDIOTA?
Estamos frente a un falso dilema por dos
razones:
Debe ser un objetivo de la política de protección al consumidor conseguir que los consumidores que se comportan como idiotas dejen de hacerlo, y no protegerlos a pesar de su idiotez, preservando en el tiempo conductas poco razonables.
Los consumidores no se comportan como idiotas, con lo cual no existirá en el común de los casos diferencias entre el consumidor ordinario y el consumidor razonable. el estándar de consumidor razonable sirve para corregir desviaciones marginales.
¿Cómo se aplica el estándar de consumidor razonable?
Pueden verse resumidas en dos grandes categorías:
Los problemas de idoneidad.
La idoneidad es la falta de coincidencia entre lo que el consumidor espera y lo que recibe pero a su vez, lo que el consumidor espera depende del nivel de información que ha recibido.
El modelo de idoneidad se construye sobre la base de lo que esperaría un consumidor razonable.
El problema de la idoneidad no se agota en determinar si el bien es o no idóneo.
Los problemas de información.
¿Por qué contar con un estándar de consumidor razonable?
Es una persona que actúa con la diligencia ordinaria que se le puede exigir a cualquier persona.
Es un principio universal de Derecho Común
Se les protege porque es un estándar diseñado a incentivar conductas consideradas adecuadas.
El motivo para usar un estándar de conducta no es reflejar la realidad, sino crear incentivos hacia una realidad deseada.
El punto de partida de la crítica al estándar de consumidor razonable es equivocado, porque parte de asumir que los estándares se fijan para reflejar la realidad pero no para regularla.
El criterio de razonabilidad asume que cada quien debe estar en posibilidad de elegir y asumir las consecuencias de sus malas decisiones.
Protege al consumidor contra sus propias malas decisiones, y al hacerlo lo convierte en irresponsable de sus actos.
¿Son los consumidores irrazonables en la realidad?
el primero es si los consumidores son en la práctica optimistas.
Su irracionalidad puede estar más orientada a comprar y contratar poco o a ser exigentes con los términos contractuales, antes que comprar y contratar mucho.
El segundo aspecto es relación entre consumidor razonable y asimetría informativa, pues algunos señalan que dada la situación de asimetría existente, el uso del estándar desprotege al consumidor.
El tercero es la relación entre consumidor razonable y pobreza, pues se suele sostener que a las personas con menores ingresos no se les puede exigir un estándar de racionalidad elevado.
PESIMISMO DE LOS CONSUMIDORES
El pesimismo natural es incluso sustentable con algunas experiencias por las que todos hemos pasado.
Los consumidores son pesimistas, y que por tanto es menos probable aun que el mercado, ante la falta de información, los lleve a un resultado que los aleje de aquel que buscan.
CONSUMIDOR RAZONABLE Y ASIMETRÍA INFORMATIVA
La asimetría informativa es parte del fenómeno económico de división del trabajo, esto es que algunos en la sociedad nos dedicamos a ciertas actividades y otros a otras.
La evidencia empírica existente y el análisis de los funcionamientos de los mercados indican que la mayoría de los individuos actuamos razonablemente.
CONSUMIDOR RAZONABLE Y POBREZA
Podemos encontrar distintos niveles de razonabilidad entre
diversos grupos de consumidores, todo indica que los pobres no se encuentran entre los grupos menos racionales.
En esa línea el estándar de consumidor razonable se condice con su realidad y no es una buena idea usar a los pobres para sostener que debería cambiarse el estándar a uno de consumidor ordinario.
COMENTARIOS
Proteger consumidores individuales puede llevar a desproteger a los consumidores en su conjunto. De allí la importancia de generar incentivos para una conducta razonable.