af Alejandro Múnera 11 år siden
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Mere som dette
La historia de la tecnología de la información en la esfera privada, se originó en el Siglo XIX. La vida pública cambió profundamente durante ese periodo. Richard Sennet (1977) consideró que perdió su carácter de convivencia e interacción, para convertirse en un espacio en el que las personas se mezclaban entre ellos en silencio. Con respecto a esta “vida pública privada” él habla del "day dreaming" para referirse al mismo fenómeno como hizo Edgar Allan Poe en El hombre en la multitud (1971) o Baudelaire (1978). En ese trabajo presentó un individuo que está a la vez fuera de su hogar pero en su hogar en cualquier parte.
Bibliografía
Flichy, P. (s.f.). SAGE. Recuperado el 28 de julio de 2013, de http://www.uk.sagepub.com/mcquail6/PDF/136_ch08.pdf
Gradualmente, en el teatro, se volvió más usual apagar las luces en la sala y enfocarla en el escenario. La audiencia tenía que escuchar en silencio. Los nuevos teatros fueron diseñados para ver el escenario por encima de todo. Así los teatros recibieron a una multitud solitaria; el público era una entidad en la cual los individuos experimentaban sus emociones por separado (ver Flichy, 1995:152-5).
En buena parte del siglo XIX, se iluminaba por igual el escenario y la sala, lo que lo convertía, por encima de todo un lugar para la interacción social. Era una especie de sala de estar donde la gente podía conversar, observar a los otros y también ver el espectáculo.
El debate entre lo privado y los medios colectivos también aparece con los inicios del cine.
El éxito verdadero de la cinematografía aparece cuando se comienza a contar historias, es allí donde se convirte en un medio narrativo y da el paso hacia la economía industrial.
Los hermanos Lumière concibieron un proyecto que partiendo de los inventos ya existentes y crearon un aparato que servía como cámara y como proyector para grandes audiencias: el cinematógrafo.
Los Lumière se enfocaron en la forma de los cortos, con escenas de la esfera privada y los ámbitos públicos.
Con exposiciones particulares en sitios públicos, Edison limitaba el disfrute de su nuevo medio al individuo.
Pensaba que el Kinetoscopio debía ser instalado en lugares públicos pero sólo para ser usado individualmente, así conservaría mayor expectativa y generaría, a su parecer, mayores ganancias.
Al igual que las fotografías, los trabajos musicales se convirtieron en objeto del deseo y motivo de colección para las personas, que disfrutaban en la privacidad de su hogar de las grandes obras que antes sólo era posible escuchar en grandes recitales.
Para el año 1900, el tres porciento de los hogares norteamericanos tenían un fonógrafo. 20 años después el cincuenta por ciento de los hogares tenían uno. Este aparato encontró rápidamente su lugar en la esfera privada de la población, con su repertorio de baladas populares y sinfonías y arias famosas.
El piano se convirtió en un elemento emblemático de las casas de la clase media en el SXIX. Se estimaba que para 1914, una cuarta parte de los hogares ingleses tenía uno. Esto produjo el primer cambio de la esfera pública a la privada a nivel musical.
Encontramos también esta dialéctica entre las esferas pública y privada con los inicios de la fotografía.
Con la aparición del multicopiado, las fotografías dejaron de ser simples "souvenirs", se convirtieron en un medio. Las personas solían tener entre 10 y 100 copias de sus "tarjetas de retrato" o de sus tarjetas de presentación con fotografía.
Los retratos comenzaron a ser coleccionados en álbumes que podían ser adornados para ser públicos, o asegurados con cerrojos para conservar la intimidad del propietario.
Este continuo ir y venir entre lo público y lo privado en las imágenes se vio reflejado en diferentes aspectos. La gente del común era fotografiada en poses estereotipadas. Escogían el decorado y la escenografía de un catálogo y los fotógrafos retocaban las imágenes de acuerdo a los estándares de belleza de la época.
Los estudios de los fotógrafos se convirtieron en verdaderas atracciones públicas urbanas en las que se exhibían los retratos realizados en diversos tamaños, tanto de personajes famosos como de personas del común.
A mediados del siglo XIX el retrato, una imagen privada, se convirtió en el uso principal del nuevo medio.
