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af emma rodriguez 1 år siden

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La democracia según Robert Dahl

En la perspectiva de Robert Dahl, la democracia es esencial para proteger los intereses fundamentales de las personas, tales como la supervivencia, la seguridad, y el respeto. La diversidad de deseos individuales puede variar, pero el sistema democrático garantiza que los ciudadanos disfruten de una amplia gama de libertades y oportunidades.

La democracia según Robert Dahl

La democracia según Robert Dahl

Prosperidad

Los países con gobiernos democráticos tienden a ser más prósperos que los países con gobiernos no democráticos La explicación puede encontrarse en parte en la afinidad entre la democracia representativa y una economía de mercado en la que los mercados no están por lo general altamente regulados, los trabajadores son libres de moverse de un lugar o trabajo a otro, las empresas de propiedad privada compiten por ventas y recursos, y los consumidores pueden elegir entre bienes y servicios ofrecidos por proveedores en competencia

Búsqueda de la paz

Las democracias representativas modernas no se hacen la guerra entre sí A pesar de todo, el hecho destacable es que las democracias representativas modernas no se hacen la guerra entre sí. Las razones no están del todo claras. Probablemente, los altos niveles de comercio internacional entre las democracias modernas las predisponen a la cordialidad más que a la guerra. Desde luego, los gobiernos democráticos modernos hicieron la guerra a países no democráticos, como en la Primera y Segunda Guerras Mundiales.

Igualdad política

Sólo un gobierno democrático puede fomentar un grado relativamente alto de igualdad política Una de las razones más importantes para preferir un gobierno democrático es que puede conseguir la igualdad política entre ciudadanos en una medida muy superior que cualquier alternativa factible.

Protección de intereses personales esenciales

La democracia promueve el desarrollo humano más plenamente que cualquier alternativa factible. Prácticamente todo el mundo tiene una visión de las cualidades humanas que son adecuadas e inadecuadas, cualidades que deberían ser desarrolladas si son convenientes y evitadas si son indeseables. Entre las cualidades deseables que la mayoría de nosotros desearía promover están la honestidad, la equidad, el valor y el amor. Un gobierno democrático no constituye una condición suficiente para asegurar que las personas vayan a desarrollar estas cualidades, pero es esencial para ello.

Desarrollo humano

Solamente un gobierno democrático puede proporcionar una oportunidad máxima para ejercitar la responsabilidad moral, ser moralmente responsable equivale a ser autónomo en el ámbito de las elecciones moralmente relevantes. Esto crea una exigencia que la mayoría de nosotros no somos capaces de satisfacer la mayor parte de las veces. Aun así, el margen de nuestra responsabilidad moral está tan limitado como nuestra oportunidad de vivir bajo leyes elegidas por nosotros mismos.

Autonomía moral

Sólo un gobierno democrático puede proporcionar una oportunidad máxima para que las personas ejerciten la libertad de autodeterminarse, es decir, que vivan bajo leyes de su propia elección,

¿Cómo podemos ser a la vez libres de elegir las leyes que han de hacerse efectivas por parte del Estado y aun así, una vez elegidas, no ser libres de desobedecerlas? Si, yo y mis conciudadanos siempre estuviéramos de acuerdo, la solución sería sencilla: nos limitaríamos a llegar a un acuerdo unánime sobre las leyes. De hecho, bajo estas circunstancias quizá no tuviéramos necesidad de leyes, salvo quizá como recordatorio; al obedecer las normas estaríamos obedeciéndonos a nosotros mismos.

Autodeterminación

La democracia ayuda a las personas a proteger sus propios intereses fundamentales todos, o casi todos, deseamos ciertos bienes: sobrevivir, estar protegidos, alimentos, salud, amor, respeto, seguridad, familia, amigos, trabajo satisfactorio, ocio y otros. La pauta específica de los deseos de una persona seguramente se diferenciará de la que gobierna a otra.

Libertad general

Todos los derechos, libertades y oportunidades que son estrictamente necesarios para que un gobierno sea democrático, los ciudadanos de una democracia tienen la seguridad de gozar de una colección de libertades aún más extensa. Una opinión sobre la conveniencia de la democracia no puede existir con independencia de otras convicciones. En este conjunto se incluye la idea de que la libertad de expresión.

es deseable en sí misma. En el universo de los valores o bienes, la democracia ocupa un papel crucial. Pero no es el único bien. Como todos los demás derechos esenciales para el proceso democrático, la libertad de expresión posee su propio valor, porque es instrumental para la autonomía moral, el juicio moral y la vida buena.

Derechos esenciales

La democracia no es únicamente un procedimiento de gobierno. Dado que los derechos son elementos necesarios de las instituciones políticas democráticas, la democracia es también intrínsecamente un sistema de derechos. Los derechos se encuentran entre los pilares esenciales de un proceso de gobierno democrático

Un claro ejemplo son los derechos ciudadanos, los ciudadanos deben tener derecho a votar y a que sus votos cuenten equitativamente. Y así con otros criterios democráticos: claramente, los ciudadanos deben tener un derecho a investigar las alternativas, un derecho a participar a la hora de decidir cómo y qué debe ir en la agenda, etcétera.

Evita la tiranía

El problema quizá más persistente y fundamental de la política es el de evitar el gobierno autocrático. Durante toda la historia conocida, incluyendo nuestra propia época, los líderes guiados por megalomanía, paranoia, interés propio, ideología, nacionalismo, creencias religiosas, convicciones de superioridad innata, o puro impulso y sentimiento, han explotado las excepcionales capacidades del Estado para la coerción y la violencia con el objetivo de ponerlas al servicio de sus propios fines.
Ejemplo

El caso de Adolfo Hitler, el dirigente autocrático de la Alemania nazi (1933-1945). Sin contar las decenas de millones de bajas militares y civiles producto de la Segunda Guerra Mundial, Hitler fue responsable directo de la muerte de seis millones de judíos en campos de concentración, así como de numerosos oponentes, polacos gitanos, homosexuales y miembros de otros grupos sociales que se propuso exterminar.