La práctica de la enfermería se fundamenta en un conjunto de virtudes que guían la conducta profesional y aseguran una atención integral y ética a los pacientes. La compasión permite a los enfermeros comprender la singularidad de cada individuo y promover su autonomía.
Un profesional de la enfermería educado en virtudes será capaz de atender de forma integral
a la persona, puesto que el cuidado es lo propio de la labor de enfermería, y su realización la convierte en una práctica moral (Feito Grande, 2009).
COMPASIÓN
Debe promover el desarrollo de la autonomía de la persona cuidada
Disposición habitual para comprender la singularidad de cada persona y de su situación
EMPATÍA
Sensibilidad para identificarse con el otro
Significa enteder emociones y compartir sus vivencias
CONFIDENCIALIDAD
Basadas en la dignidad que posee todo ser humano
Encaminada a proteger la vida de la persona
Respeta su libertad individual y promueve la idea de igualdad
VERACIDAD
Es la condición por la que se habla o actúa conforme a la verdad
Rige la actuación de la enfermera, llevándole a decir la verdad, aunque ésta le coloque ante una situación complicada
DILIGENCIA
Diligentem
Cuidadoso
Rápido y presto
Dilectum
Querido
Amado
Dilegentiam
Cuidado
Esfuerzo
Eficacia
FIDELIDAD
Relación enfermera/paciente, desde una posición de servicio
HUMILDAD
Reconocer que no todo se puede lograr a un costo humano razonable y que uno se puede equivocar
PRUDENCIA
Permite valorar todas las consecuencias previsibles antes de actuar
Las asociaciones de enfermeras (el Consejo Internacional de Enfermeras, la American Nurses Association, el Consejo General de Enfermería de España... ) han elaborado códigos éticos de ideales de conducta profesional que regulan el comportamiento de los profesionales de enfermería.