Desde la prehistoria, la administración ha evolucionado significativamente. En esa época, la supervivencia dependía del trabajo grupal y el liderazgo del más fuerte. Con la aparición del estado y la revolución urbana, se establecieron estructuras políticas y códigos legales, como el de Hammurabi en Babilonia, donde el rey tenía funciones legislativas, judiciales y ejecutivas.