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af Mariana Valenzuela 4 år siden

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Relaciones de clases y modos de producción: teoría y análisis

La relación entre clases y modos de producción se centra en la dinámica entre dos grupos: los gestionarios y los productores. Los gestionarios organizan la coacción y legitiman culturalmente el sistema, mientras que los productores generan un excedente de riqueza.

Relaciones de clases y modos de producción: teoría y análisis

Relaciones de clases y modos de producción: teoría y análisis

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El modo de producción neoliberal

Este núcleo está constituido por inversionistas (fondos de inversiones privados y / o públicos), accionistas, especuladores y banqueros.
La apropiación se realiza a través de la creación y conquista de nuevos mercados de consumo. Por lo tanto, la "culturocracia financiera" tiene que hacer retroceder incesantemente las fronteras del mercado, y para lograrlo emplea numerosos medios.
Estirando esta lógica hasta el final, teóricamente se puede suprimir muy bien la plusvalía obtenida a costa del trabajo y al mismo tiempo recuperar los altos salarios pagados, obligando a los trabajadores a consumir los productos a precios fijados por el vendedor.
Este modelo fue instaurado a partir del Renacimiento, inicialmente en el país que realizó la primera revolución industrial: Inglaterra

El modo de producción artesanal-mercantil

Las amenazas que se ciernen sobre la reproducción de la relación de cooperación son, en primer término, las de los artesanos: éstos crean corporaciones, luchan contra la competencia interna y, a veces, se rebelan (es bien conocida la stasis de los artesanos en las ciudades griegas). La otra amenaza es la de la competencia entre los propios mercaderes.
Entre el artesano y el cliente (tanto los del punto de partida como los del punto de llegada), es el comerciante quien que fija los precios de compra y venta, de los que depende evidentemente el excedente del cual se apropia.
Ellos producen los más diversos bienes: tejidos, vestimentas, cerámicas, muebles, instrumentos, etc. Además, son los proveedores de algún comerciante que compra sus productos, los cargan en sus navíos y los transportan a lugares lejanos (a otras ciudades o al extranjero).
La mentalidad de un financiero-comerciante es muy diferente de la de un propietario-aristócrata. En todos los tiempos, los comerciantes han tenido una concepción de la vida social que implicaba la movilidad (social y espacial) y la competencia, y excluía el derecho de sangre (aristocracia) e incluso el poder absoluto de una sola persona (monarquía)

El modo de producción esclavista

El amo responde frecuentemente con una severa represión. El adoctrinamiento ideológico asume aquí la forma de una exigencia de reconocimiento del amo: "yo te alimento a ti y a tu familia, te doy alojamiento y protección, te trato humanamente, mientras que tú te comportas como un ingrato, como un desagradecido".
El amo tiene derecho de vida y de muerte sobre el esclavo. Puede utilizarlo como le parezca, hacerlo trabajar al ritmo que pueda, y remunerarlo (alojarlo, nutrirlo, cuidarlo, y eventualmente pagarle), según sus preferencias.
El amo es propietario de la persona del esclavo. Lo ha comprado a cambio de dinero, y puede hacer de él lo que quiera; en pocas palabras, lo reduce al estado de una cosa y lo somete absolutamente.
La relación entre amo y esclavo no se reduce a la coerción —por lo menos no puede reducirse a ella si mantenemos la definición de lo que es una relación social

El modo de producción feudal

Pero la clase feudal realizaba también prácticas dirigentes. Por una parte, es innegable que la Iglesia hizo lo que pudo para pacificar a una nobleza (los caballeros) que sólo soñaba en torneos y en guerras: ella ha ejercido presiones considerables sobre los poderes temporales, particularmente instaurando la "tregua de Dios", tendiente a regular la guerra y a limitar las exacciones cometidas contra los más débiles (las mujeres, los niños, los viejos y los vencidos); los clérigos blandían particularmente la amenaza de la excomunión, que calmaba algo de los ardores guerreros y lujurientos.
Encontramos aquí tres órdenes: los que rezan (oratores), los que hacen la guerra (bellatores) y los que trabajan (laboratores). Los dos primeros, considerados aquí sólo desde el punto de vista de su posición de clase, constituyen la clase G. La clase P es obligada a ceder los excedentes que produce, porque este orden reposa sobre la propiedad privada de la tierra y esta propiedad está regulada por la herencia, dentro del linaje familiar, en beneficio del primogénito
El siervo sólo cuenta con su "desnuda persona" y está sujeto a la gleba, que no puede abandonar. Por lo tanto, está obligado a trabajar para el señor, quien le permite instalarse con su familia en sus tierras. El plus-trabajo toma aquí la forma de una actividad directamente destinada a alimentar al señor, a su familia, a sus comensales y a sus caballeros.
Este modelo sólo puede funcionar con actores convencidos de que Dios o los dioses existen, de que ellos poseen un alma que sobrevivirá después de su muerte y de que su sobrevivencia feliz o desgraciada en el más allá dependerá de la manera en que han vivido en la tierra.

El modo de producción autogestionario

Si bien es cierto que hay una desviación oligárquica de los dirigentes, hay que reconocer también la otra cara de la medalla: la reducción progresiva de la vigilancia por parte de los trabajadores.
este excedente constituye una propiedad colectiva que pertenece a la asamblea del personal. Sin embargo, ella escapa —en mayor o menor medida— al control de esta asamblea, lo que significa que existe sin duda alguna un modo de apropiación del excedente por parte de los delegados administrativos.
Aquí no son ni el mercado del trabajo ni los dirigentes del Estado los que fijan el monto de las remuneraciones atribuidas a los trabajadores. ¡Son los propios trabajadores quienes aceptan, por así decirlo, "autoexplotarse"! Por lo tanto, los salarios y el reparto eventual de las ganancias tienen que ser objeto de una negociación democrática y de un compromiso entre la asamblea de los trabajadores y los delegados administrativos.
El principio cultural común que hace posible la cooperación entre las clases es la creencia común en la solidaridad y en la democracia social.

El modo de producción comunista

la competencia del modelo capitalista desde el momento en que los dirigentes pretenden abrir su economía a los mercados externos; el exceso de dominio de una clase G que traiciona el ideal revolucionario afirmado; y el debilitamiento de las convicciones socialistas de la clase P. Conjugados entre sí, estas amenazas conducen a la burocratización y a la pérdida de confianza en los dirigentes, todo lo cual impide, con el tiempo, la reproducción del modelo.
los dirigentes creen que ellos defienden por sí mismos los intereses del conjunto de la colectividad y que, por lo mismo, el sindicalismo debe ponerse al servicio del partido revolucionario, que debe ser creado y controlado por éste, y que su función social consiste en incitar a los trabajadores a comprometerse aún más en su trabajo, a controlar su comportamiento e incluso su pensamiento y, en caso necesario, a meterlos en cintura cuando se permiten expresar críticas o reivindicaciones.
es la estimación realizada por los dirigentes del Estado, los cuales evalúan los costos de la producción, fijan el precio de venta de los bienes y servicios, y de rebote fijan también las remuneraciones que conviene otorgar a los trabajadores, de acuerdo a la planificación de la economía.
la capacidad de mejorar las condiciones de vida de las colectividades humanas mediante el dominio de la naturaleza, gracias al trabajo, a la ciencia y a la tecnología

El modo de producción capitalista industrial

La retribución de la burguesía se ve amenazada desde dos lados: por la competencia entre los burgueses y por los conflictos con los proletarios.
El burgués tiene la posibilidad de ejercer un dominio social sobre el proletario porque dispone de los medios para impedirle todo control sobre los bienes y los servicios que produce con su trabajo, y en consecuencia, también sobre el excedente.
El elemento coactivo que obliga al proletario a producir un excedente es el régimen del salariado
capacidad de mejorar las condiciones de vida de las colectividades humanas mediante el dominio de la naturaleza, gracias al trabajo, a la ciencia y a la tecnología

Relaciones de clase o modo de producción

Reúne a dos actores que cooperan entre sí para producir un excedente de riqueza
Clase G

La "Clase G", como Gestionarios organice esta coacción (este modo de dominación social) e instituya esta legitimidad (este modo de legitimación cultural).

Clase P

La "Clase P", como Productores produzcan un excedente de riquezas, o dicho de otro modo, que produzcan más de lo que ellos mismos consumen. Para que una clase P acepte hacer este sacrificio —porque sí lo es—, se requiere que sea obligada a hacerlo (pues trabajar para los demás y no sólo para sí mismo no constituye su interés inmediato), y que, además, el hacerlo le parezca legítimo (porque si le pareciera absurdo o arbitrario, no se sometería a ello)

Relación social

Retribuciones
Cada actor recibe retribuciones desiguales porque cada uno contribuye desigualmente, alcanza en mayor o menor grado sus finalidades y ejerce también en mayor o menor grado su dominación, o se defiende en mayor o menor grado de la dominación ejercida por el otro.
Dominación social
Cada actor dispone de una capacidad limitada de control sobre el otro, ya sea para dominarlo o para defenderse de su dominación
Contribuciones
cada actor moviliza recursos y adquiere competencias, con los cuales contribuye a la relación.
Finalidades
Cada actor persigue finalidades que no puede alcanzar sin la cooperación del otro.