von Jaime Rodríguez Vor 2 Jahren
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PYME
Estrategia Tradicional
Representa la mínima innovación porque la naturaleza de su actividad no requiere cambios importantes en los productos que fabrican, aunque puedan incorporar pequeñas modificaciones en presentación, diseño, etc.
Estrategia imitativa
Representa la mínima innovación porque no desarrolla nuevos productos, ni transforma o mejora los desarrollados por los competidores para su adaptación.
Estrategia oportunista
Busca huecos de mercado que resultan poco atractivos para el resto de empresas. Consiguen rendimientos satisfactorios explotando el error que cometen los competidores al no dirigir los nuevos productos a todo el mercado sino sólo a aquellos segmentos que perciben como interesantes.
Estrategia dependiente
Incorpora la tecnología mediante licencias, actuando la empresa dependiente como subsidiaria de la cedente de tecnología, la cual impone una serie de restricciones que impiden la apropiación de las innovaciones.
Estrategia defensiva
Esta estrategia consiste en seguir al líder, introduciendo mejoras para mantener un nivel de calidad similar al de sus competidores, pero tratando de diferenciar sus productos.
Estrategia ofensiva
La empresa actúa como líder innovador, con la continua introducción de productos y la apertura de mercados, requiriendo que la unidad económica posea una gran capacidad tecnológica impulsada a través del mantenimiento de elevados gastos en I+D y una importante capacidad financiera para lanzar al mercado las innovaciones.
Estrategia reactiva
Consigue evitar los riesgos del cambio y reducir los costes de la introducción de la innovación, costes que ya han sido asumidos por los pioneros. La pauta de comportamiento en esta estrategia viene determinada por la imitación de las innovaciones realizadas por sus competidores utilizando para ello el menor tiempo posible, ya que se debe evitar que el cliente desarrolle una fuerte lealtad hacia el pionero.
Estrategia proactiva
Es adoptada por las empresas que desean ser líderes en innovación, actúan basándose en una política agresiva de I+D dirigida a introducir nuevos productos o procesos para satisfacer necesidades en nuevos mercados. Las empresas que siguen este patrón de comportamiento suelen obtener importantes ventajas competitivas, tanto procedentes de la mayor diferenciación, como del liderazgo en costes, y beneficios derivados de ser pioneros.
Las aportaciones de los estudios más significativos acerca de la relación entre el tamaño de la empresa y su capacidad innovadora, reflejándose el amplio debate en este ámbito. Algunos autores defienden la tesis de que son las mayores empresas las que más dinamicidad demuestran en este campo, mientras que otros, sostienen que son las PYME las que poseen determinadas características apropiadas para la generación de cambios. Hay quienes dicen que, tienen relación directa, inversda, lineal, depende de la innovación, en forma de U invertida, depende del sectro, en forma de U, y no existe.
Las PYME no presentan un comportamiento innovador homogéneo.
El tamaño no es un factor determinante del comportamiento innovador en las PYME.