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von EDGAR PEACE ACA Vor 2 Jahren

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El capital, Gabriel de ville, resumen

La obra aborda varios temas relacionados con la producción de plusvalía en el sistema capitalista. Se distingue entre plusvalía absoluta, obtenida mediante la extensión de la jornada laboral, y plusvalía relativa, derivada de la reducción del tiempo necesario para producir una mercancía.

El capital, Gabriel de ville, resumen

El capital, Gabriel de ville, resumen

SE divide en 8 secciones

Sección VIII. La acumulación primitiva
Mas la acumulación capitalis- ta supone la presencia de la plusvalía, y ésta el modo de producción capitalis- ta, que, a su vez, depende de la acumulación ya operada en manos de productores mercantiles, de capitales bastante importantes. Todo este movimiento, pues, parece que gira en un círculo vicioso, del que no podía salirse sin admi- tir una acumulación primitiva, que sirva de punto de partida a la producción capitalista en lugar de proceder de ella. Si en la relación entre capitalista y asalariado el primero desempeña el papel de dueño y el segundo de servidor, es merced a un contrato por el cual no sólo se pone el asalariado al servicio del capitalista, y por lo tanto bajo su dependencia, sino que hasta ha renunciado a todo derecho de propiedad sobre su propio producto. ¿Por qué hace el asalariado ese convenio? Porque sólo posee su fuerza per- sonal, el trabajo en potencia, mientras que todas las condiciones exteriores requeridas para dar corporeidad a esta potencia —la materia y los instrumentos necesarios para el ejercicio útil del trabajo, la facultad de disponer de las subsistencias indispensables para la vida— se encuentran en el lado opuesto. El orden económico capitalista ha salido del seno del feudal. La disolucióndel uno ha disgregado los elementos constitutivos del otro. Para, que el trabajador, el productor inmediato, pudiese disponer de su propia persona, necesitaba ante todo no estar sujeto a una tierra o a otra persona. Es indudable que muchos jefes de gremios, artesanos independientes, y aún obreros asalariados, se han hecho, desde luego, pequeños capitalistas, y que, paulatinamente, gracias a una explotación siempre creciente del trabajo asalariado, seguida de una acumulación correlativa, hayan salido por fin de su concha, transformados en capitalistas de la cabeza a los pies. Sin embargo, esta transformación lenta del capital no respondía, de ningún modo, a las necesidades comerciales del nuevo mercado universal, creado por los gran- des descubrimientos del siglo XV.
Sección VII. Acumulación del Capital
La transformación de una cantidad de dinero en medios de producción y en fuerza de trabajo, que es el primer aspecto del movimiento del valor destinado a funcionar como capital, se realiza en el mercado, dentro del dominio de la circulación.La producción cualquiera que sea su forma social, debe ser continua. Una sociedad no puede dejar de producir, ni tampoco de consumir. Para seguir produciendo, está obligada a transformar continuamente una parte de sus productos en medios de producción, en elementos de nuevos productos. el consumo productivo y el consumo individual del trabajador son perfectamente distintos. En el primero, el obrero actúa como fuerza que pone en actividad al capital y pertenece al capitalista; en el segundo, se pertenece a sí mismo y ejecuta funciones vitales independientemente del acto de producción. El resultado del primero es la vida del capital; el resultado del segundo, la vida del obrero mismo. La apropiación capitalista solo es la aplicación de las leyes de la producción mercantil. Este modo de enriquecerse resulta conviene comprenderlo bien—, no de la violación, sino al contrario, de la aplicación de las leyes que rigen la producción mercantil. Para convencerse de ello, basta lanzar una ojeada sobre las operaciones sucesivas que tienden a la acumulación. Parte de la plusvalía la gasta el capitalista como ganancia y la otra la acumu- la como capital. Siendo idénticas todas las demás circunstancias, la proporción en que se funda esta división determinará la cantidad de la acumulación. Otro elemento importante de la acumulación, es el grado de productividad del trabajo social. Estando determinada la plusvalía en la abundancia del producto líquido del cual es el valor—, corresponde a la productividad del trabajo, puesto en función.
Sección VI. El salario
El salario no es el precio del trabajo, sino de la fuerza de trabajo. Si sólo se examina superficialmente la sociedad burguesa, parece que en ella el salario del trabajador es la retribución del trabajo, esto es, que se paga cierta cantidad de dinero por otra cantidad de trabajo. El trabajo, pues, está considerado como una mercancía cuyos precios corrientes oscilan, aumentando o disminuyendo su valor. En efecto, según todas las apariencias, lo que el capitalista paga es el valor de la utilidad que el obrero le procura, el valor del trabajo. El precio del trabajo: Como hemos visto, la venta de la fuerza de trabajo tiene siempre lugar por un período de tiempo determinado. El valor diario, semanal, etc., de la fuerza de trabajo se presenta, pues, bajo la forma aparente de salario a jornal, esto es, por días, semanas, etc. Esta forma del salario no altera en nada su naturaleza. A primera vista el salario a destajo parece demostrar que se paga al obrero, no el valor de su fuerza, sino del trabajo ya realizado en el producto, y que el precio de este trabajo está condicionado por la capacidad de ejecución del productor. En realidad, sólo es una transformación del salario a jornal. Para comparar el tipo del salario entre distintas naciones, conviene tener pre- sentes las circunstancias de que depende en cada cual el valor de la fuerza de trabajo: la cantidad de las necesidades ordinarias, el precio de las subsistencias, el número medio de individuos de las familias obreras, los gastos de educación del trabajador, el papel que desempeña el trabajo de mujeres y niños, en fin, la productividad, la duración y la intensidad del trabajo. Existe en cada país cierta intensidad ordinaria, y en defecto suyo, un producto consume más tiempo de trabajo del socialmente necesario; mas cualquiera que sea el tiempo que haya consumido, en el mercado nacional sólo se encuentra el valor correspondiente al tiempo socialmente necesario para su producción. El valor sólo se regula por la duración de ese tiempo, y semejante regla sólo se modifica cuando el trabajo alcanza un grado de intensidad superior a la ordinaria nacional.
Sección V. Nuevas consideraciones de la producción de la plusvalía
En adelante, la idea de trabajo productivo no indica ya simplemente una rela- ción entre actividad y resultado útil, sino sobre todo una relación social que convierte al trabajo en instrumento inmediato para hacer producir valor al capital. También la economía política clásica sostuvo siempre que lo que caracterizaba al trabajo productivo, era el crear plusvalía. La producción de la plusvalía absoluta, sólo afecta a la duración del trabajo, pero la producción de la plusvalía relativa transforma completamente sus procedimientos técnicos y sus combinaciones sociales. Si su productividad aumenta, el trabajo brinda en el mismo tiempo más productos, pero no más valor. Si su intensidad aumenta, ofrece en el mismo tiempo, no solamente más productos, sino también más valor, puesto que, en este caso, el aumento de productos proviene de un aumento de trabajo. III. La intensidad y la productividad del trabajo no cambian, su duración, sí. Bajo el aspecto del cambio de duración, el trabajo puede reducirse o prolongarse. En las condiciones mencionadas obtenemos las leyes siguientes: I.- El valor realizado en una jornada de trabajo, aumenta o disminuye al mismo tiempo que su duración. 2.-Cada cambio, en la relación de cantidad entre la plusvalía y el valor de la fuerza de trabajo, proviene de un cambio de la cantidad del sobretrabajo, y, por consiguiente, de la plusvalía. 3.-El valor absoluto de la fuerza de trabajo sólo puede cambiar mediante la acción que ejerce sobre su desgaste la prolongación del sobretrabajo.
Sección IV. Producción de la plusvalía relativa
Hasta ahora hemos considerado la parte de la jomada de trabajo en que el obrero reemplaza el valor que el capitalista le paga, como una duración fija, lo que es en realidad, tratándose de condiciones de producción invariables. Denominamos plusvalía absoluta a la producida por la simple prolongación de la jomada de trabajo, y relativa a la que proviene de la disminución del tiempo de trabajo necesario, por término medio, para producir una mercancía en la duración relativa de las dos partes de que se compone la jornada: trabajo necesario y sobretrabajo. Resultados y condiciones del trabajo colectivo. Además de la nueva potencia que resulta de la reunión de numerosas fuerzas en otra común, el contacto social produce por sí solo, una excitación que eleva la capacidad individual de ejecución. Todo trabajo social o común, reclama una dirección que armonice las actividades individuales. Un músico que ejecuta un solo se dirige él mismo; pero una orquesta necesita un director. Esta función directora de vigilancia, llega a ser la función del capital cuando el traba- jo que le está subordinado se hace cooperativo, y, como función capitalista, adquiere caracteres especiales. Como personas independientes, los obreros son individuos aislados, que entran en relación con el mismo capital, pero no entre sí. El vínculo entre sus funciones individuales su unidad como cuerpo productor se encuentra fuera de ellos: en el capital que los reúne. CAPITULO XIV. DIVISIÓN DEL TRABAJO Y MANUFACTURA. un solo taller puede reunir bajo las órdenes del mismo capitalista artesanos de oficios distintos, por cuyas manos debe pasar un producto para quedar enteramente concluido. Un coche fue primero el producto de los trabajos de gran número de artesanos independientes entre sí, como carrete- ros, guarnicioneros, torneros, pintores, cerrajeros, vidrieros, etc.
Sección III. Producción de la plusvalía absoluta
El uso o empleo de la fuerza de trabajo es el trabajo mismo. El comprador de la fuerza de trabajo la consume haciendo trabajar al que la vende. Para que éste produzca mercancías, su trabajo debe ser útil, es decir, realizarse en va- lores de uso. El obrero ha tejido y el producto es una tela. Sí se considera el conjunto de ese movimiento con relación a su resultado —al producto—, que es entonces medio y objeto de trabajo, se presentan ambos como medios de producción, y el trabajo mismo como tra bajo productivo. El capitalista incipiente compra en el mercado todo lo necesario para la realización del trabajo medios de producción y fuerza de trabajoescogién- dolo de buena calidad y pagándolo en su justo precio.el obrero trabaja bajo la inspección del capitalista a quien pertenece su trabajo.El capitalista vigila asiduamente para que los medios de producción se empleen con arreglo al fin que desea, para que la tarea se haga concienzudamente y para que el instrumento de trabajo sólo sufra el daño inherente a su empleo. Hemos visto que, durante una parte de la jornada, el obrero sólo produce el valor diario de su fuerza de trabajo; esto es, el valor de las subsistencias necesarias para su sostenimiento.
Sección II. Transformación del dinero en capital
El punto de partida del capital radica en la circulación de las mercancías. Ese capital sólo aparece cuando la producción mercantil y el comercio,alcanzacierto grado de desarrollo. Por ambas partes hay productores: la diferencia sólo radica en que el uno compra y el otro vende. Si el poseedor de mercancías vende las mercancías, con el nombre de productor o vendedor, en más de lo que valen, y con el nombre denconsumidor o de comprador las compra demasiado caras, gana por un lado lo que pierde por otro, y el resultado no se altera. Como cualquier otra mercancía, la fuerza de trabajo posee un valor determi- nado por el tiempo de trabajo necesario para su producción. Siendo la fuerza de trabajo una facultad del individuo viviente,es preciso que el último se conserve para que la primera subsista.
Sección I. Mercancía y moneda
La mercancía, esto es, el objeto que en lugar de ser consumido por el productor, se destina al cambio o la venta, es la forma elemental de la riqueza de las sociedades en que impera el régimen de producción capitalista. La magnitud del valor de una mercancía no sufriría alteración, si el tiempo necesario para producirla continuara siendo el mismo: pero éste varía cada vez que se modifica la productividad del trabajo, es decir, con cada altera- ción que se introduce en la actividad de los procedimientos o de las condi- ciones exteriores en que se manifiesta la fuerza del trabajo. Bien sabido es que las mercancías poseen una forma especial de valor: la forma moneda, que tiene su fundamento en la simple forma de la relación de cambio.

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