Las obras de misericordia se dividen en dos categorías principales: espirituales y corporales. Las espirituales incluyen acciones como corregir al que se equivoca, consolar al triste, tener paciencia con los defectos de los demás, ofrecer consejo, rezar por vivos y difuntos, enseñar al que no sabe y perdonar al que ofende.