por John Solorzano hace 3 años
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Conservación del arnés
a. Revista.
El estado del arnés deberá ser objeto de una constante preocupación, ya que de él de- pende, en gran parte, el rendimiento del trabajo. Un arnés no conservado en la forma debida restringe notablemente su duración, acarreando, al mismo tiempo, una serie de daños al ganado. Para que se encuentre permanentemente en condiciones de servicio, deberá estar siempre reparado; perfectamente limpio y lubricado. Frecuentemente se inspeccionará su estado con la colaboración del talabartero y del suboficial encargado del arnés, efectuándose de inmediato las reparaciones necesarias, a fin de mantenerlos en permanente estado de eficiencia. El conductor deberá revistar su arnés, cada vez que lo utiliza, antes y después del trabajo, dando cuenta de las novedades, para tomar las medidas pertinentes. El superior aprovechará toda oportunidad para inspeccionar el estado de los arneses, y ordenar las reparaciones que correspondan.
b. Cuidado y conservación:
deberá darse a esta albarda diariamente, en campaña. Se vigilará atentamente el estado de sus distintos componentes; en especial:
1) Armazón metálico: comprobar que no se deforme abriéndole y aumentando la separación entre los bastos. Ese defecto provocará la presión del borrén delantero sobre la cruz del animal, produciéndose una de las lesiones que normalmente inutilizan al mular por mayor tiempo.
2) Cinchas: no deberán tener espinas adheridas. A la menor rotura de una de las piolas, deberán ser reparadas o cambiadas.
3) Cabestro de suela: vigilar que no sea mordido por el animal durante la marcha.
4) Manta matra: cuidar que no tenga adheridos cuerpos extraños (espinas, arena, barro seco, etc.).
5) Acolchados de los faldones: vigilar su buen estado, para evitar la pérdida del material que contienen. Asimismo, en el terreno, las albardas serán acondicionadas de la siguiente manera: • Doblar los faldones hacia abajo y colocarlos sobre el suelo, el armazón metálico hacia arriba. Sobre el armazón, acondicionar el pretal, la retranca y sus accesorios. Sobre ellos, colocar sucesivamente la cabezada y cabestro de suela, y la manta matra doblada. Eventualmente, se colocará también el bozal. Ajustar finalmente con las cinchas y sus correones. La albarda se mantendrá parada sobre su parte posterior. • No colocar las albardas sobre puntas rocosas, matas espinosas o lugares húmedos. Tampoco deberán ser acondicionadas unas sobre otras.
• Otros detalles de cuidado y conservación se guiarán por lo establecido en 2.004.
c. Limpieza y lubricación:
deberá hacerse diaria y periódicamente.
1) Después del trabajo, quitarle, por medio de trapos o cepillos, el polvo y suciedad que haya re- cogido el arnés durante el trabajo. Es de esencial importancia quitar, mediante un trapo o esponja mojada, el sudor de las partes que han tenido contacto con el cuerpo del animal y pasar- les una vez secas una suave capa de grasa.
2) La parte de cuero de los almohadones deberá estar siempre engrasada, a fin de mantenerla blanda y flexible.
3) Los emborrados de los almohadones se mantendrán siempre limpios y libres de la salitración del sudor. Para ello, es suficiente el empleo del cepillo, pudiéndoselos lavar ocasionalmente con agua fría, para lo cual deberá sacarse previamente el relleno. No se expondrá, en lo posible, a los almohadones a la acción del agua y del sol, por cuanto pueden resecarse.
4) Las mantas matras, después de haberse desarnesado los animales, se colocarán con la parte mojada hacia afuera; una vez secas se cepillarán, a fin de quitarles el pelo que pueda haber quedado adherido a las mismas.
5) Queda prohibido emplear en la limpieza del arnés cuerpos duros o cortantes que puedan rasgar el cuero o cortar las costuras.
6) La limpieza periódica se efectuará por lo menos una vez por mes, desarmado el arnés.