El feminicidio se considera la forma más extrema de violencia contra la mujer, manifestándose como el asesinato de mujeres por hombres, motivados por el odio, desprecio, placer o creencias de propiedad sobre ellas.
Este resultado es muy importante porque, sin importar la combinación entre las variables, el Estado de derecho era siempre significativo para predecir las tasas de feminicidio. Ante el acuerdo generalizado en la literatura feminista latinoamericana, y su compatibilidad con datos estadísticos proporcionados por informes globales sobre violencia y crimen que subrayan el problema de la región con la impunidad, la correlación entre el nivel del Estado de derecho y la tasa de feminicidio era de esperar.
El feminicidio es la expresión más extrema de la violencia contra la mujer; se trata del «asesinato de mujeres por hombres motivados por el odio, el desprecio, el placer o la suposición de propiedad sobre las mujeres» (Russell, 2008: 27), y abarca cualquier homicidio de mujeres cometido basándose en la discriminación de género.
El feminicidio es también un problema
global, con altas tasas en países tan distintos como la Federación Rusa, Sudáfrica, Guyana, Azerbaiyán y Bahamas