El embarazo precoz representa un significativo desafío social y de salud pública, afectando anualmente a millones de adolescentes en todo el mundo. Este fenómeno no solo interfiere con la educación de las jóvenes, llevándolas a interrumpir o abandonar sus estudios, sino que también implica serios riesgos de salud, como la anemia, la hipertensión durante la gestación y la depresión posparto.