por Daniel Alba hace 2 años
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Como comentó Napoleón, si el cristianismo necesitó trescientos años para conquistar medio mundo, el islam solo necesitó veinte.
Un siglo después de la muerte del Profeta, el ámbito de dominación árabe era enorme: del río Indo al Atlántico y del Sahara a los Pirineos, el Cáucaso y Asia central.
Partiendo de Jerusalén, la nueva religión encontró sus centros de cristianización principales en Roma y Bizancio. Roma se encargó de expandir la doctrina por la parte occidental del Imperio, apoyándose en Toledo, Armagh y Reims.
Durante el siglo I, las zonas cristianizadas se encontraban principalmente en el Mediterráneo oriental, es decir, el Levante, Anatolia, el delta del Nilo y el este de Grecia. También ya habían sido fuertemente evangelizadas Cartago, la región de Roma, Iliria y los enclaves de Vienne, Tarragona y Zaragoza.