por Rey David Guillermo hace 4 años
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Blacks Lives Matter
En 1968, solo el 54% de los estadounidenses de raza negra se graduó en la escuela secundaria, en comparación con más del 90% actual. La tasa de pobreza para los afroamericanos, que se situó en casi el 35% en 1968, se redujo al 22% en 2016, año de la elección de Donald Trump. Desde entonces, ha caído aún más, aunque la recesión del coronavirus puede revertir algunas de esas mejoras.
Black Lives Matter se fundó durante la presidencia de Barack Obama (después de la absolución, en 2013, de George Zimmerman, acusado del asesinato de Trayvon Martin, un adolescente negro desarmado). Obtuvo un nuevo impulso en 2014, todavía durante la presidencia de Obama, después de la muerte de otros dos afroamericanos, Eric Garner y Michael Brown, a manos de la policía.
Desde el brutal homicidio policial infligido a George Floyd el pasado 25 de mayo en Minneapolis, no han cesado las protestas multitudinarias contra el racismo, la desigualdad jurídica y las prácticas policiales.
Se considera que los movimientos feministas tienen su origen en la Declaración de los derechos universales de igualdad y de libertad promovidos en la Revolución Francesa y en la Ilustración, donde las mujeres tomaron conciencia de su situación y comenzaron a reivindicar la igualdad en todos los terrenos, tanto en derechos como en oportunidades y no solo para varones.
Desde sus inicios, ese movimiento ha conseguido importantes cambios en el mundo. Con su lucha se ha logrado el acceso de la mujer a la educación, al sufragio activo y pasivo y la protección de algunos derechos que no se equiparaban a los de los hombres.
El movimiento tiene raíz en Europa occidental de las olas feministas, cuando las mujeres pertenecientes a la clase media fueron motivadas por decidir sobre su cuerpo, condiciones dignas laborales, salud reproductiva y el derecho al voto.
¿En qué se diferencia de otros movimientos?
Por ahora, los ‘chalecos amarillos’ gozan de un amplio apoyo público. Según una encuesta, alrededor del 70% de los franceses consideran sus demandas justificadas las protestas.
Emmanuel Macron había dicho hace unos días que no daría marcha atrás en el aumento de la tasa a los carburantes, alegando que es necesaria para frenar la contaminación.
Este movimiento se inscribe en la larga historia francesa de contestación social. Algunos analistas lo comparan con la revuelta de los ‘gorros rojos’ bretones que obligaron al Gobierno socialista de François Hollande (2012-2017) a eliminar un impuesto a los camiones para luchar contra la contaminación.