por margarita mejia hace 3 años
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El objetivo de la grafomotricidad es que el niño adquiera las habilidades necesarias para que llegue a expresarse por medio de signos escritos, mediante ejercicios que permitan el mayor dominio del antebrazo, la muñeca, la mano y, sobre todo, los dedos. El niño controla cada vez más su cuerpo. El control del trazo se transforma en el último escalón del desarrollo grafomotor. Partimos del trazo prácticamente libre, que permite al niño dominar el espacio y adquirir soltura con los utensilios básicos, para ir introduciendo progresivamente pautas y trazos dirigidos.
Es necesario seguir una serie de pautas:
· Manejo de útiles: los primeros son la mano, los dedos, esponjas, tizas, pinceles gruesos, ceras, los últimos son los lápices.
· Desplazamiento correcto en el espacio gráfico: izquierda-derecha, arriba-abajo.
· Movimientos de base: empezar con trazos verticales, (de arriba abajo), horizontales (de izquierda a derecha), oblicuos, bucles… hasta llegar a adquirir la imagen motriz de las letras, sílabas, etc.
Todos los ejercicios se harán de forma libre, sin marcar límites y de forma dirigida.
La adquisición de la lecto-escritura es un proceso complejo que implica muchos aprendizajes y descubrimientos previos. En esta etapa deben explorar y descubrir los usos de la lectura y la escritura como fuente de placer, fantasía, comunicación, representación e información, es donde se han de consolidar estas premisas para las adquisiciones posteriores.
Los cuadernos de grafomotricidad de 3, 4 y 5 años han sido pensados para ayudar a niños y niñas de Educación Infantil a desarrollar y controlar todos los gestos gráficos necesarios para una correcta escritura. A lo largo de los cuadernos de grafomotricidad se presentan los trazos de forma que la dificultad es progresiva, desde el trazado libre hasta el ajuste en pautas y cuadrículas de tamaño decreciente.
imitar sonidos, abrochar, pegar, ordenar, realizar trazos en diferentes superficies, comprensión y reproducción de textos, practicar con laberintos, etc.
rasgado, arrugado, cortado, estampado, pintado, pegado
ceras, témperas, pintura de dedos, plastilina, arcilla, papeles de distintas texturas…), materiales del entorno, colecciones, material impreso, etc
El niño aprende moviéndose e interactuando con los elementos del entorno por aprendizaje directo, imitando modelos, por la mediación y estimulación de los adultos. Cualquier actividad que se plantee ha de ser motivadora y significativa.
• Se favorecerá la interacción entre el niño y el adulto en un ambiente acogedor, seguro y cálido.
• Se considerarán los intereses y necesidades de los niños, así como el espacio más adecuado, el tiempo dedicado a la actividad y la recogida de materiales que se hayan empleado.
La respuesta depende de cada niño; cuando aprenda con interés y con facilidad, cuando haya adquirido un determinado grado de madurez en los diversos factores que intervienen :
· Sensorial
· Motriz
· Lenguaje
· Afectivo
· Intelectual
Cada edad presupone en general, unas posibilidades de aprendizaje que deben ser tenidas en cuenta para planificar actividades de grafomotricidad. En consecuencia, se debe partir de las posibilidades de razonamiento y aprendizaje que poseen los niños en un momento de desarrollo determinado, así como de los conocimientos previos que ya posee.
· Manejo de útiles: los primeros son la mano, los dedos, esponjas, tizas, pinceles
gruesos, ceras, los últimos son los lápices.
· Desplazamiento correcto en el espacio gráfico: izquierda-derecha, arriba-abajo.
· Movimientos de base: empezar con trazos verticales, (de arriba abajo), horizontales (de izquierda a derecha), oblicuos, bucles… hasta llegar a adquirir la imagen motriz de las letras, sílabas, etc.
Todos los ejercicios se harán de forma libre, sin marcar límites y de forma dirigida.
La grafomotricidad entraría dentro del desarrollo motor fino, porque desarrolla las capacidades de controlar los movimientos (manos y brazos). El niño mientras crece va aprendiendo a controlar cada vez más su cuerpo.