por YENSI LOPEZ DUEÑAS hace 3 años
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3.3 Manejo y gestión: Muchos trastornos mentales, neurológicos y por uso de sustancias son crónicos y requieren seguimiento a mediano y largo plazo. En contextos humanitarios, sin embargo, la continuidad de la atención puede ser difícil; por lo tanto, es importante reconocer y apoyar a quienes pueden actuar como cuidadores de personas con condiciones mentales, es decir los que le proporcionan atención y acompañamiento a lo largo de la crisis, incluyendo familiares, amigos u otras personas de confianza.
3.4 Reducción de estrés y fortalecimiento del apoyo social: Reducir estrés y fortalecer el apoyo social es parte de una atención integral a las personas con condiciones mentales, neurológicas y por uso de sustancias en contextos donde la población experimenta niveles altos de angustia. Esto incluye no sólo la tensión sentida por las propias personas debido a su condición, sino también las preocupaciones que sienten por sus seres queridos. El estrés contribuye a empeorar las condiciones psicosociales existentes; el apoyo social – por el contrario - puede disminuir los efectos adversos del estrés.
3.5 Protección de los derechos humanos: Las personas con condiciones mentales, neurológicas y por uso de sustancias necesitan protección puesto que están en un alto riesgo de violaciones de sus derechos humanos. A menudo experimentan dificultades en el cuidado de sí mismos y sus familias, además de enfrentar actos de discriminación en muchos ámbitos de la vida. Pueden tener escaso acceso a la ayuda humanitaria y experimentar abusos o negligencia en sus propias familias y, frecuentemente, se les niega oportunidades para participar plenamente en la comunidad.
3.6 Atención al bienestar general: Además de una atención clínica de calidad, las personas necesitan de otros apoyos para lograr un nivel apropiado de bienestar. Esto es especialmente cierto en emergencias humanitarias donde se fracturan, a menudo las estructuras sociales, la vida familiar, los servicios básicos y la seguridad. Las personas enfrentan necesidades y desafíos adicionales y necesitan ser ayudados.
2.6 Acción Clave #6: Minimizar el daño relacionado al alcohol y las drogas. - Los problemas relacionados con el consumo de alcohol y otras sustancias psicoactivas pueden incrementarse en la dinámica del desastre y el desplazamiento. Las víctimas están en riesgo de automedicación con drogas de prescripción y/o uso de alcohol y sustancias ilícitas para hacer frente al sufrimiento y el estrés. Los trabajadores humanitarios, por tanto, deben ser conocedores de técnicas sencillas de prevención e intervenciones breves para las personas con estas condiciones.
2.7 Acción Clave #7: Como parte de una recuperación temprana, iniciar los planes para desarrollar un sistema de salud mental comunitario sostenible. Los esfuerzos tempranos de recuperación después de un desastre, crean oportunidades para el emprendimiento de programas e iniciativas que promueven el desarrollo y prepara las comunidades ante desastres futuros. Construir un sistema comunitario de salud mental sostenible favorece la resistencia ante la adversidad y ayuda a establecer una atención de salud de mejor calidad.
2.8 Acción Clave #8: Contribuir a una apropiada comunicación de riesgo y gestión de la información en la respuesta a emergencias y desastres. - El disponer de una información veraz y transparente es vital para la contención emocional y mantener la calma en la población. Se trata de contribuir a que la información tenga la calidad necesaria, esté disponible oportunamente y se trabaje de manera coordinada con los principales actores, incluyendo los medios de comunicación y las poblaciones afectadas. La comunicación de riesgo es esencial para proteger la salud mental de las personas, así como crear un clima de confianza mutua entre la comunidad, autoridades y comunicadores.
2.9 Acción Clave #9: Garantizar la atención priorizada a condiciones identificadas de alto riesgo psicosocial. - Atención psicosocial a grupos especialmente vulnerables como son: 1) Miembros de los equipos de respuesta que trabajaron en la emergencia y los encargados de la manipulación de los cadáveres. 2) Adultos mayores, discapacitados y enfermos mentales severos. 3) Población en extrema pobreza. - Los niños y niñas tienen una menor comprensión del suceso traumático y enfrentan limitaciones en comunicar lo que sienten. Algunos adultos pueden asumir que el niño ha olvidado, pero no es así; es capaz de recordar las experiencias traumáticas vividas cuando sus sentimientos de miedo están bajo control. Durante catástrofes se pueden producir violaciones de los derechos de los menores. La situación creada afecta todos los aspectos del desarrollo de la niñez, pero, habitualmente, la asistencia se ha centrado en la vulnerabilidad física, sin tener totalmente en cuenta sus pérdidas y temores. - La existencia de gran cantidad de cadáveres como consecuencia de una catástrofe o epidemia, crea temor en la población por las inexactas informaciones sobre el peligro que representan. También existe tensión y un sentimiento de duelo generalizado; el caos reinante y el clima emocional pueden generar conductas de difícil control.
2.2 Acción Clave #2: Fortalecer las capacidades de los miembros de la comunidad, incluidas personas marginadas, a través de los mecanismos de la auto-ayuda y el apoyo mutuo. - Durante el desastre, los equipos de salud deben alentar a la población (incluyendo a personas marginadas) y trabajadores voluntarios para promover y aumentar la autoayuda comunitaria y el apoyo mutuo a través de múltiples mecanismos formales e informales de interacción social. - Ejemplos de movilización de la comunidad son la participación en los trabajos de socorro y salvamento, la gestión de los albergues, educación, apoyar las tareas de abastecimiento de alimentos y agua, saneamiento, etc.
2.3 Acción Clave #3: Garantizar que los trabajadores de ayuda humanitaria, agentes comunitarios, equipos de respuesta (incluidos voluntarios), así como el personal de los servicios de salud estén capacitados y ofrezcan la Primera Ayuda Psicológica a las víctimas y personas con un elevado grado de sufrimiento, luego de una exposición a estresores intensos. - Es importante asegurarse de que los trabajadores de campo están capacitados adecuadamente para ofrecer Primera Ayuda Psicológica (PAP). Los PAP son una respuesta humana y solidaria que implica escuchar y consolar al que sufre. - En el 2009, un grupo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) evaluó las pruebas disponibles sobre la primera ayuda psicológica (PAP) y el “debriefing”, llegando a la conclusión de que los PAP, en lugar del “debriefing” psicológico, deben ser ofrecidos a personas después de una reciente y severa exposición a un acontecimiento traumático.
2.4 Acción Clave #4: Asegurar que los equipos de salud que están actuando como primera línea de contacto con la población (atención primaria) dispongan de capacidad para identificar y manejar los problemas psicosociales y de salud mental más frecuentes; así como que los servicios especializados se fortalezcan y se acerquen a la comunidad. - - El sufrimiento, el dolor y la necesidad de apoyo emocional son condiciones que afectan a la mayoría de las personas y se consideran respuestas psicológicas naturales y transitorias ante eventos traumáticos significativos. Sin embargo, para una minoría de la población, la extrema adversidad provoca manifestaciones mentales francamente patológicas como trastorno depresivo, estrés agudo, trastorno de estrés postraumático y duelo prolongado. También las personas con condiciones preexistentes severas como psicosis, discapacidad intelectual y epilepsia se convierten en más vulnerables. Por último, el uso excesivo de alcohol y drogas plantean serios riesgos para la salud e incrementa la violencia en sus diferentes modalidades.
2.4.1 Atención primaria. Al mismo tiempo que las necesidades de salud mental se incrementan significativamente, a menudo se carece de recursos de salud mental - a nivel local - para implementar una respuesta apropiada. De ahí la necesidad de que los servicios de Atención Primaria en Salud (APS) o de aquellos equipos de salud que actúan como primera línea de contacto con la población dispongan de habilidades básicas para la identificación y manejo de condiciones de salud mental y ofrezcan apoyo psicosocial.
2.4.2 Atención especializada y estratificación de servicios. Los trastornos mentales pueden ser consecuencia de la emergencia, preexistente o ambos. Las personas con trastornos mentales (especialmente los de nivel moderados y severos o con riesgo asociado) deben tener acceso a atención clínica especializada, así como a una red de apoyo social. La organización de la atención de salud mental implica una rápida capacitación, apoyo y supervisión del personal de salud general/APS; y en algunos casos puede ser recomendable la adición de un profesional de salud mental a los equipos básicos de salud situados en puntos críticos (por ejemplo, albergues, morgues, etc.). También es recomendable la creación de equipos móviles de salud mental.