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por Milagros Orellano hace 3 años

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Hombre Moderno

El relativismo sostiene que la verdad y los valores no son absolutos, sino que dependen del sujeto que los considera y de su contexto. Esta perspectiva ha influido en diversas corrientes como el pragmatismo, que excluye principios éticos en sus decisiones, y el evolucionismo, que ve la verdad como algo en constante cambio.

Hombre Moderno

Hombre Moderno

El Relativismo

Toda verdad es relativa en el sentido de que sólo es válida en relación con el sujeto que piensa.
Hemos tratado de exponer las raíces históricas del relativismo y sus razones, llegando a lo que sucede en nuestro tiempo

En tiempos anteriores el hombre se preguntaba: "¿Estoy dispuesto a hacer lo que debo?". Pero en estos tiempos la pregunta es otra: "¿Cómo saber qué es lo que debo?"

El argumento hoy más recurrido para calmar la conciencia es el del consenso. Algo es verdadero si hay consenso acerca de ello.

Tras la renuncia a una tabla de valores y de doctrinas permanentes e inalienables, a los dogmas sobrenaturales y a las verdades naturales, el relativismo, anuncia la supervivencia de un solo absoluto: que todo es relativo.

El relativismo doctrinal puede provenir del resentimiento contra las ideas consagradas por la tradición. Si se aceptara que la verdad es permanente e invariable habría que hacer un esfuerzo de reforma personal para adecuarse a la misma
El relativismo ha influido en diversas corrientes de pensamiento:

El fideísmo, o sea, el hecho de creer porque se cree, sin basamento alguno en lo que diga la razón.

El evolucionismo, según el cual la verdad es algo en perpetua transformación.

Para Eucken, también neokantiano, la verdad es hija del tiempo.

El pragmatismo: "La actitud mental propia de quien, al hacer sus opciones, excluye el recurso a reflexiones teoréticas o a valoraciones basadas en principios éticos."

La postura relativista se ha extendido hasta el campo del arte, donde triunfa también el subjetivismo más radical, la "originalidad" a ultranza.
En el tema de los valores se dice que no hay absolutos, que valgan independientemente de esas determinaciones particulares.
Cree que los juicios son sentimientos, o complejos, o actitudes, producidos en una comunidad por la presión de su ambiente y de sus tradiciones, y difieren de una comunidad a otra.

El relativismo se muestra así como el nuevo código ético, el código hoy imperante. Todo puede ser, alternativamente, positivo o negativo. No existe nada absoluto.

EL HEDONISMO

El hombre, según los hedonistas, está sujeto y la soberanía del instante; la previsión, el anhelo de un placer futuro lleva siempre consigo cierta inquietud e inseguridad y por lo mismo, su espera implica una cuota de dolor, que se trata de regir experimentando un nuevo placer lo más rápidamente posible.
El hedonismo constituye la atmósfera de la sociedad en que vivimos, una actitud que no tolera ningún tipo de cuestionamiento.
Se ha buscado "liberar" el campo del sexo, esto es un síntoma de desenfreno hedonístico que lo constituye la erradicación social del pudor, que es la atmósfera protectora del sexo.

Los rasgos típicos de la sociedad actual que hemos ido analizando, la masificación, el desarraigo, el igualitarismo, la falta de interioridad, etc.

En este tiempo, donde el trabajo ha perdido su sentido humanizante, la gente no busca sino el placer. Es lo propio de las épocas decadentes. La búsqueda omnímoda e insaciable del placer se convierte en una necesidad inconsciente.
Se trata de pasarla lo mejor posible, a costa de lo que fuere, en busca incesante de sensaciones placenteras, siempre nuevas y cada vez más excitantes.
Proviene de una palabra griega, edoné, que significa placer.

La técnica deshumanizante y el economismo

Perspectivas del proceso económico
Se nos ha dicho que el desarrollo técnico, cuyo motor es la economía, llevaría al mundo a la felicidad total, que el hombre se volvería demiurgo de sí mismo, se autorredimiría.

Las naciones son meros municipios de la economía globalizada. Las empresas inversionistas extranjeras están siempre dispuestas a desmantelar sus instalaciones en busca de lugares que les ofrezcan mejores condiciones dejando fácilmente en la calle a numerosos trabajadores, y a veces a los habitantes de localidades enteras.

La falta de trabajo obliga a millones de personas a hacer colas permanentes, buscando trabajo donde ya no existe. Siempre pendientes de un hilo de esperanza, se cuidarán de la menor reclamación que pudiese influir en el rechazo de sus presuntos empleadores.

Sólo será "útil" el que es "rentable", es decir, el que sea capaz de agregar ganancias a las ganancias.

El trabajo, exaltado en los discursos, se ha convertido en algo superado y arcaico, fuente de pérdidas financieras.