por Bibiana Tinjaca hace 4 años
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El Presidente es la persona idónea para nombrar a los embajadores, ya que vela por escoger embajadores íntegros y competentes, con recorridos académicos acreditados y excelentes hojas de vida que reflejen sus méritos
Estas imprudencias se pudieron haber evitado otorgándole esta embajada a un empleado de la carrera diplomática, con más experiencia en este campo y más mérito.
Por ejemplo, Francisco Santos tiene una excelente hoja de vida, pero esto no le ha evitado cometer varias imprudencias diplomáticas que han fragilizado algunas relaciones entre Estados. (En 2018, Santos desató una tensión diplomática con Venezuela, al opinar, ante los medios de comunicación, que se debía intervenir militarmente al país fronterizo para destituir al Presidente, Nicolás Maduro, por “narcodictador”.)
En realidad, la experiencia es necesaria para estos cargos, la simple teoría no basta.
Estos nombramientos por parte del presidente de la república privilegian al clientelismo y desprotegen a la meritocracia.
Evidencia
El empleado de carrera se tardaría 25 años como mínimo en ascender a embajador, mientras que el Presidente nombra en menos de un año a un embajador para pagar estos favores y no por sus méritos o recorrido académico.
Duque pagó favores políticos y apoyo en el proceso elecotral con estos nombramientos. Por ejemplo, nombró embajores a Francisco Santos y Gloria Inés Ramirez.
70 % de los embajadores fueron nombrados por el Presidente y solamente el 30% de los embajadores alcanzaron este cargo por medio de la carrera diplomática,