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por José Manuel Alvaro Beyuma hace 3 años

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Cambiar la alimentación puede ser crucial cuando experimentamos malestares sin causa aparente, ya que estos pueden derivar en enfermedades graves si no se atienden. Los alimentos que consumimos se descomponen en biomoléculas que ingresan en la sangre, y si son inadecuados, pueden sobrecargar el sistema, afectando funciones vitales como la irrigación del cerebro.

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“Señales que indican que debes cambiar tu alimentación”

A veces nos sentimos mal sin que exista una razón, pero siempre la hay. Normalmente se trata de pequeñas molestias a las que no damos importancia, deberíamos hacerlo, ya que con el tiempo pueden derivar en enfermedades crónicas e incluso de gravedad. Esto está relacionado, con lo que comemos o dejamos de comer. Los alimentos proporcionan insumos que necesitamos para estar bien; si no son los adecuados, ocasionan problemas en los órganos y pueden afectar a los demás.

Cuando comemos, los alimentos se degradan hasta convertirse en biomoléculas, las cuales ingresan a la sangre. Si es demasiado graso, el riego sanguíneo tiene más trabajo. Cuando sucede, abandona otras funciones, como la de irrigar el cerebro u otros órganos, provocando una sensación de malestar. Otros alimentos, como los que son altos en azúcar, causan desequilibrios y provocan picos glucémicos. Esto puede afectar al trabajo del organismo, condicionando nuestro humor y energía, e incluso puede producir resfriados.
No es lo mismo desayunar un pan dulce que tomar un hidrato de absorción lenta, como la avena y los frutos secos, que permanecerán más tiempo en la sangre y evitarán el hambre por más tiempo. Recordar que, cuando ya no aporte más energía, se convertirá en grasa todo lo que comimos.

Para prevenir la falta de energía y la inadecuada alimentación, mantener el nivel de glucosa en la sangre y asegurar que nuestros niveles de vitaminas y minerales estén regulados. También controlar el peso, ya que cuanto más calórica sea la alimentación y más depósitos grasos se acumulen, mayor será el cansancio. Es clave que las fuentes de energía provengan de alimentos que contengan vitaminas y minerales como frutas, verduras y frutos seco.

Por ello es recomendable recordar los siguientes puntos: + Practicar ejercicio físico regularmente. + Ingerir azúcar que provenga de frutas, frutos secos y otras fuentes de origen vegetal. + Aumentar los niveles de vitaminas y minerales.

Uno de los principales síntomas de la anemia es sentirse apático y fatigado. Para superarlo, es necesario aumentar el consumo de hierro o incorporar suplementos de hierro.
Más que un simple cambio de dieta, es necesario modificar nuestra forma de alimentarnos para adoptar un nuevo estilo de vida. Hay que apostar por dietas saludables en las que las verduras predominen sobre la carne, las grasas saturadas, las comidas procesadas y el exceso de dulces.

Posibles señales de que debes cambiar tu alimentación:

Falta de energía

Es seguro que te falta hierro, que aumenta los niveles de energía transportando oxígeno a través del cuerpo. Una deficiencia de hierro lleva a que tu organismo no pueda producir suficientes glóbulos rojos, que son los que llevan el oxígeno.

Cansancio

Es probable que te faltan los nutrientes vitales que debes ingerir a lo largo del día. Otra causa es una hidratación insuficiente. Incluye en tu menú calorías, grasas no saturadas, alimentos muy proteicos, pescado, hidratos complejos, cereales integrales y verduras en cada comida. El hierro y el magnesio también ayudan.