Durante el ejercicio, el cuerpo humano requiere una regulación eficiente del sistema respiratorio y cardiovascular para asegurar un suministro adecuado de oxígeno a los tejidos. Este proceso involucra varios mecanismos, incluyendo la regulación química en el cerebro, que es sensible a los cambios en los niveles de dióxido de carbono y iones de hidrógeno.