por Juan José Herrera hace 5 años
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La revelación de la salvación, al igual que toda la revelación de Dios, ha sido progresiva. En su forma más estructurada, la salvación está centrada en Cristo como sujeto central de la fe cuya vida y obra consuma la iniciativa divina para redimir a la humanidad. En el plano subjetivo, la salvación está ligada a la fe del pecador, y ésta, a la correcta proclamación del evangelio.
En ambos testamentos, se enfatiza el hecho de que el ser humano, totalmente arruinado por el pecado - y por ello mismo destinado a la muerte y perdición eternas - tiene necesidad de ser rescatado mediante la intervención de un Salvador divino. Por todos los rincones de la Escritura se insiste que Dios es el Salvador.