por Juan Bedoya Garcia hace 7 meses
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Introducción. Actualmente, El tenis de campo se enfrenta a altas exigencias físicas debido a las prestaciones que este deporte requiere. En un partido, la potencia y la velocidad se manifiestan en todas las acciones de juego, estas tienen un tiempo ilimitado de duración y se llevan a cabo en cortos periodos de tiempo (Vila, 2014; Roetert & Ellenbecker, 2008). Debido a estas condiciones es necesario el desarrollo de la resistencia en un deporte como el tenis de campo, no obstante debe ser desde el foco específico de esta. Autores como Anselmi (2012) y Baiguet (2011) mencionan que la forma de trabajar la resistencia en deportes acíclicos como el tenis de campo son las de tipo intermitente, debido a los tiempos de trabajo y descanso que demandan. Las características de este tipo de resistencia teniendo en cuenta las publicaciones de (Bangsbo, 1993); Rubén Argemi (2001) y Horacio Anselmi (2012), se asemejan a los requerimientos en deportes como el futbol y tenis de campo, dadas las particularidades de este último deporte, en donde un rally promedia los nueve golpes y se caracteriza por altos índices de potencia y velocidad en cortos periodos de tiempo y descanso es la resistencia intermitente la capacidad a entrenar en esta especialidad deportiva (Finn, 2001). Del mismo modo Xavier Tamarit (2007) explica que las prestaciones de un deporte de situación abierta son muy diferentes a las de un atleta y correr por correr no tiene razón de ser en deportes de conjunto donde la táctica es factor fundamental. Investigaciones que analizan las estructuras de los microciclos debaten que el tipo de fuerza, resistencia y velocidad que se desarrollan en un deportista no es la misma cuando se lleva a la realidad de juego en el campo (Acero, Seirul-lo, Peñas, & Lalin., 2013). Diferentes autores refuerzan la teoría que se debe tener una forma de base para poder transferirla a la realidad de juego, siendo necesario que se trabaje de manera aislada inicialmente, buscando el progreso de capacidades físicas en situaciones cerradas que lleve a su máximo desarrollo. Basados en los resultados obtenidos por métodos tradicionales que aplican estas teorías actualmente son aceptadas por gran parte de la comunidad académica (Manso y cols., 1996; Anselmi, 2012)
La velocidad que hoy en día ha tomado el tenis, en cuanto a la aceleración de los golpes y por ende los desplazamientos del jugador, el poder soportar durante el tiempo que determine un partido, la aplicación de fuerza referente a la profundidad y velocidad que debería llevar la pelota, y por último, de la asimetría muscular que implica practicar este deporte, lleva a determinar la importancia del entrenamiento de la fuerza como capacidad determinante en el rendimiento de un tenista. Se realizó una revisión sobre las manifestaciones de la fuerza que se deben entrenar en el tenis actual, a qué edades y el para qué de estas. Se piensa que se puedan compensar músculos agonistas y antagonistas, para evitar lesiones o para entrenar la fuerza explosiva, como la herramienta que le brindaría al tenista una ventaja en la táctica sobre su oponente. Este conocimiento se podría aplicar al entrenamiento con el deportista, de acuerdo con los principios de la periodización. El presente artículo muestra una guía metodológica, formas de entrenar y con qué dosificación, según las categorías. Además, se anexa una revisión de algunos test innovadores, que debe ejecutar en campo el jugador de tenis, basados en la aceleración de los golpes.