La Federación de Rusia, un país caracterizado por su diversidad étnica y religiosa, vivió una profunda crisis del socialismo que se acentuó durante la década de 1980. Mijaíl Gorbachov, al asumir como secretario general del Partido Comunista en 1985, impulsó una serie de reformas económicas y políticas bajo los principios de perestroika y glasnost.