La adolescencia.

Desarrollo psicosocial
y afectivo.

Es aquella que comprende desde la infancia hasta la adultez.

Aparece en el adolescente como un ser patéticamente susceptible y vulnerable, los cuales son denominados por fuertes sentimientos que no pueden gobernar y no puede orientar.

Algunas culturas, casi todas – menos la occidental-, marcan ritualmente la pubertad, junto con el paso de la infancia a la adultez, mediante ceremonias de iniciación alrededor de las cuales se constituye la adolescencia.

El adolescente es juzgado por los adultos, puesto que para ellos, éstos no son capaces de tener ciertas responsabilidades (formar familias, tener empleos).

La identidad personal

El período de lactancia y reconocimiento mutuo.
La primera infancia y el deseo de ser uno mismo.
La infancia y la anticipación.
La etapa escolar y la identificación con la tarea.
La adolescencia y la cristalización de la identidad.
La vida adulta más allá de la identidad, entre otras.

Es aquella etapa en donde el adolescente consolida la identidad, se recoge las líneas de diferenciación personal propias de las etapas infantiles y se prepara para la madurez de la vida adulta.

El concepto
de sí mismo.

Es un conjunto de conceptos, de representaciones, de juicios descriptivos y valorativos acerca del propio sujeto.

La adolescencia resulta ser una etapa en la que la preocupación por el propio físico pasa a primer plano.

El adolescente tiene una enorme necesidad de reconocimiento por parte de otros.

Comportamiento de
transición: la conducta
sexual.

Representa un ámbito donde suele llegar a manifestarse con la mayor claridad el carácter problemático de la adolescencia como edad transicional.

Los comportamientos de transición a la vida adulta, y no sólo los comportamientos sexuales, presentan aspectos problemáticos para la propia identidad del adolescente, pero quizá aún más para sus relaciones con los otros, en particular con los adultos.