—especialmente cuantos sufren a causa de su fe en El Crucificado y Resucitado—

Salvifici doloris

Sentido del sufrimiento

Es sobrenatural, porque se arraiga en el misterio divino de la redención del mundo.

El misterio pertenece al misterio del hombre.

El misterio de la redención del mundo está arraigado en el sufrimiento de modo maravilloso, y éste a su vez encuentra en ese misterio su supremo y más seguro punto de referencia.

Año de la Redención

Vivirlo unidos a todos los que sufren.

Para que el ofrecimiento de sus sufrimientos acelere el cumplimiento de la plegaria del mismo Salvador por la
unidad de todos.

Acudan también allí los hombres de buena voluntad, porque en la cruz está el « Redentor del hombre », el Varón de dolores, que ha asumido en sí mismo los sufrimientos físicos y morales de los hombres de todos los tiempos, para que en el amor puedan encontrar el sentido salvífico de su dolor y las respuestas válidas a todas sus preguntas.

Es también profundamente humano, porque en él el hombre se encuentra a sí mismo, su propia humanidad, su propia dignidad y su propia misión.

Con María, Madre de Cristo, que estaba junto a la Cruz, (103) nos detenemos ante todas las
cruces del hombre de hoy.

Invoquemos a todos los Santos que a lo largo de los siglos fueron especialmente partícipes de los sufrimientos de Cristo. Pidámosles que nos sostengan.

Y os pedimos a todos los que sufrís, que nos ayudéis. Precisamente a vosotros, que sois débiles, pedimos que seáis una fuente de fuerza para la Iglesia y para la humanidad. En la terrible batalla entre las
fuerzas del bien y del mal, que nos presenta el mundo contemporáneo, venza vuestro sufrimiento en unión con la cruz de Cristo.

A todos, queridos hermanos y hermanas, os envío mi Bendición Apostólica.