Las estrategias de manipulación mediática se centran en diversas técnicas diseñadas para influir en la percepción y comportamiento del público. Una de las tácticas más comunes es estimular la complacencia con la mediocridad, promoviendo la idea de que ser inculto y vulgar es algo de moda.
Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen.
n el transcurso de los últimos 50 años, los avances acelerados de la ciencia han generado una creciente brecha entre los conocimientos del público y aquellos poseídas y utilizados por las elites dominantes
Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión
Hacer uso del aspecto emocional es una técnica clásica para causar un corto circuito en el análisis racional, y finalmente al sentido critico de los individuos
Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad
Promover al público a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto
Dirigirse al público como criaturas de poca edad
Cuanto más se intente buscar engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono infantilizante
Reforzar la autoculpabilidad
Hacer creer al individuo que es solamente él el culpable por su propia desgracia, por causa de la insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades, o de sus esfuerzos
Mantener al público en la ignoranciay la mediocridad
Hacer que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su
control y su esclavitud
La estrategia de diferir
tra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de presentarla como “dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato
La estrategia de la gradualidad
Para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años consecutivos
Crear problemas y después ofrecer soluciones
Este método también es llamado “problema-reacción-solución”. Se crea un problema, una “situación” prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el mandante de las medidas que se desea hacer aceptar
La estrategia de la distracción
consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las elites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes