a Sarita Chica Beltran 13 napja
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Apostar por la arquitectura ecológica no solo reduce el consumo energético sino que minimiza la huella ecológica de las construcciones
Una de las principales características de la arquitectura bioclimática es el uso de materiales inteligentes que brindan múltiples beneficios.
Por un lado, está su durabilidad, que hace que prácticamente se paguen así mismos dos o tres veces seguidas durante el tiempo que permanecen intactos dando servicio.
Por otro lado, se tiene que estos materiales funcionan como sistemas de aislamiento termo acústico que crean interiores libres de calor y frío extremo, pero también de los molestos ruidos exteriores.
Este tipo de material también suele controlar la humedad y la proliferación de ácaros y residuos causantes de alergias y enfermedades respiratorias.
como el poliestireno, que es un fantástico aislante térmico.
como bambú, madera, tierra, piedra, etc.
Como hemos comentado en el punto anterior, al reducir el consumo energético el gasto en aire acondicionado o calefacción también será menor. Incluso podremos lograr una mayor incidencia de luz y reducir también nuestro consumo eléctrico según sea la orientación y tamaño de nuestras ventanas.
Al aprovechar los recursos climáticos y naturales se reduce el consumo energético, reduciendo así la emisión de gases contaminantes a la atmósfera.
Esto hace referencia al aprovechamiento de todos los recursos y materiales de los cuales disponemos. Vivimos en una sociedad basada en el consumo, y en muchas ocasiones compramos artículos y productos que en realidad no necesitamos.
Como bien sabrás, gota a gota se hace el río. De este modo, cada gota que desperdiciemos se puede convertir en litros al final del día y en cantidades abrumadoras a final del mes. Duchándonos en lugar de llenar la bañera, reduciendo la capacidad de nuestras cisternas, evitando dejar correr el agua y, en definitiva, cerrando el grifo en todas aquellas situaciones en las que su uso no resulte imprescindible, conseguiremos ahorrar nuestro recurso más preciado.
Se consigue construir viviendas frescas en verano y calientes en invierno, con una buena calidad del aire, entrada de luz, etc. Todo esto repercute en el confort y en el bienestar de los habitantes de la vivienda, evitando el desarrollo de edificios enfermos.