a Priscila Aguilera 6 éve
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Y, como las acciones humanas proyectadas son, por definición, acciones mo rales (no tiene sentido hablar de moralidad a propósito de acciones humanas no proyectadas, como pueden ser los actos reflejos, automáticos, etc.), resulta que la enfermedad mental es un asunto moral por sí misma.
Junto a los tratamientos farmacológicos, están los psicoterápicos. Y aquí también se acumulan problemas éticos de enorme importancia. De hecho, desde los propios comienzos de la psicoterapia, el te ma de la ética ha sido siempre objeto de debate, como lo demuestrala amplísima literatura sobre “ética y psicoterapia”, “ética y psicoanálisis”, etc. Ello se debe a que la psicoterapia exige entrar en lo más recóndito de la vida de las personas, es decir, en su mundo de valores, con el peligro de que eso pueda utilizarlo el terapeuta para manipular los valores del paciente, o para inculcarle los suyos propios, etc. Esa es la razón de que Freud impusiera la regla de la “neutralidad” como principio básico.
Cuando se traspasa ese límite, el terapeuta debe considerar que, no solo ha incumplido una norma técnica, sino también una regla moral.
De ahí la necesidad de manejar el arsenal farmacológico con prudencia, evitando dos efectos adversos cada v ez más frecuentes: la llamada medicalización, es decir, el tratar farmacológicamente cualquier trastorno que produzca en el ser humano molestia, dificultad o disforia; y la iatrogenia, la producción de enfermedades o efectos patológicos como consecuencia d e la utilización de remedios pretendidamente terapéuticos.
Su objetivo primario comenzó siendo nosotáxico, conseguir una clasificación unitaria y universal de las enfermedades mentales, que permitiera la adopción de un lenguaje común en todo el mundo e hiciera posible, de ese modo, el progreso de la investigación psiquiátrica.
El desarrollo de estudios en los que se pudieran determinar mediante evidencias o pruebas objetivas las características propias de los distintos t rastornos mentales. De ese modo, el DSM fue poco a poco rechazando todas aquellas denominaciones que, a su entender, no estuvieran respaldadas con pruebas objetivas.
También se le achaca que ciertas ent idades nosológicas parecen construidas a la medida de algunos de los fármacos existentes y, por tanto, al gusto de la industria farmacéutica.
Esto plantea ya importantes problemas éticos. La definición o clasificación de algo como anormal o patológico tiene importantísimas consecuencias en la vida de las personas y, por tanto, exige un análisis atento y cuidadoso.
Henri Ey, que enfermedad es aquello que disminuye o anula internamente la libertad de los individuos.
llamamos enfermedades a todos los trastornos internos que impiden o dificultan la realización de proyectos por parte de los seres humanos. Y, como la capacidad de realizar aut ónomamente proyectos es lo que denominamos libertad,
Como esto les pareció poco preciso, al menos cuando se intentaba hacerlo pasar por etiología, decidieron abandonar el nombre de “enfermedades” o “ morbosas” y hablar de “trastornos” ( disorders especies ).
Esto permitió clasificar con toda precisión las denomin adas psicosis exógenas, y llevó a la identificación de las llamadas psicosis endógenas, esquizofrenia (originalmente denominada demencia precoz) y psicosis maníacodepresiva (hoy día rebautizada como trastorno bipolar), de causa desconocida, pero de las qu claramente su origen orgánico.
La Psicología analiza el funcionamiento normal del psiquismo, y la Psicopatología sus desviaciones anómalas.
En Psiquiatría, ya desde la antigüedad, desde la época de Galeno y, sobre todo, en el mundo moderno, desde que Griesinger afirmara que “las enfermedades mentales son enfermedades del cerebro”, se considera que son somáticas .
La Psiquiatrí a clásica, que no en vano es una parte de la medicina, y que intenta entender y tratar las enfermedades mentales con las categorías de las enfermedades somáticas.
La Psicopatología es el estudio de las funciones alteradas o anómalas del psiquismo humano. Las estudia y las describe. Eso le permite identificar “síntomas” aislados y complejos sintomáticos, es decir, conjunto de síntomas que se dan sie mpre juntos o que forman una estructura unitaria, denominados “síndromes”.
La Psicopatología se limite a la exploración semiológica de las funciones del psiquismo. Eso es lo que se conoce con el nombre de “exploración psicopatológica”.
Ahora la psicopatología no se identifica con la semiología psicopatológica o semiología psiquiátrica, sino que indaga también las causas psíquicas de los trast ornos psicopatológicos; por tanto, se ocupa también de hacer “diagnósticos etiológicos”.
Hoy en día se tiende a pensar que la mayoría de los trastornos mentales tienen un componente etiológico multifactorial biológico, intrapsíquico, relacional, social y ambiental.
Conviene esforzar se por identificar el mayor número posible de cursos intermedios. Luego habremos de elegir entre ellos el que consideramos óptimo, que será necesariamente aquel que lesione menos los valores en conflicto, y que generalmente combinará y armonizará varios cu rsos de acción intermedios.
La “regla” es promover la realización de todos los valores presen tes en el caso, no lesionarlos, y menos completamente.
No todos los valores entran en conflicto entre sí, ni tampoco juegan un papel significativo en el conflicto que inquieta o p reocupa en ese momento a una persona determinada.