El liderazgo ético se basa en la integridad y el compromiso de cada individuo dentro de una organización, influyendo positivamente en la cultura y en el día a día de las personas. Un líder ético debe practicar la humildad, la escucha atenta y la honestidad, dotando de sentido y visión de futuro a sus acciones, e inspirando y persuadiendo a los demás.