a Michel Orozco Valencia 4 éve
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Edmund Husserl (1859-1938) constituye una de las figuras más destacadas de la filosofía occidental del siglo XX. Fundador de la corriente filosófica conocida como fenomenología consideraba a ésta como una "nueva ciencia fundamental", una ciencia de un nuevo tipo y de una extensión infinita, estricta y de carácter fundante cuya tarea es el estudio del "reino de la conciencia pura y de sus fenómenos, pero no según su ser fáctico, sino según sus posibilidades y leyes ideales".
Husserl va a establecer el mecanismo por el cual la conciencia del otro es constituida en mi propia conciencia.
Es el proceso en el que compartimos nuestros conocimientos con otros en el mundo de la vida, pues el mundo no existe sólo para mí sino para todas las conciencias
Es la proyección que hago en el lugar de acceder a su conciencia y verificar si en su cuerpo está implicada.
Si el otro se comporta como yo lo haría estando en ese cuerpo, se ve confirmado este sentido que yo le asigne de ser una persona como yo.
Cuerpo físico animado por una conciencia. Es un fenómeno físico con características especiales, pues también es producto de una interpretación aplicada en este caso a sensaciones visuales, táctiles y del movimiento.
Aparece cuando dos conciencias no logran unirse, significa que sólo existo yo. Parece que no existiera en el mundo más conciencia que la mía.
La conciencia es un fluir de actos dirigidos hacia objetos que la trascienden, sean reales, imaginarios o ideales.
La conciencia sume el mundo como un presupuesto, algo ya dado que procede a la conciencia. Es el medio universal a todos los objetos
Según Husserl, a cada acto le corresponde un objeto.
El noema hace referencia a el objeto del pensamiento, a cómo se percibe el objeto. un ejemplo es el sentido
La noesis es el acto psíquico individual de pensar.
Husserl se encuentra con que la conciencia está formada por una serie de momentos denominados vivencias. Una de las características fundamentales de estas vivencias es su dirección intencional, esto es, su referirse a “algo” diferentes de ellas mismas. Es decir la conciencia siempre es dirigida hacia algo.
El primer paso para buscar este punto es la “desconexión” de la creencia en la existencia del mundo (como estando ahí delante) que constituye la tesis general de la actitud natural. A esta desconexión es a lo que Husserl denomina epoché o reducción fenomenológica. Esta se constituye en el "primer y fundamental componente del método de la teoría del conocimiento".
Husserl también la denomina “investigación eidética”, “ciencia de esencias”, “ciencia pura”. El objetivo de ésta es permitir que las estructuras esenciales (a priori o eide) de nuestra conciencia y de sus contenidos intencionales se manifiesten ellos mismos. La ciencia perseguida es, por consiguiente, una eidética de la conciencia pura.
Ahora bien, si nuestra investigación ha de ser auténticamente radical, si lo que pretendemos es buscar un nuevo punto arquimédico desde el cual reflexionar filosóficamente con seguridad, es necesario prescindir de cualquier supuesto y, por ende, del principal de todos, a saber, la creencia en la existencia del mundo. De lo que se trata es de concentrarnos en aquello que se nos da en el modo en el que se nos da.
Husserl dirige aquí su atención al análisis de uno de los conceptos básicos de la matemática, a saber, el de número. El punto de partida es la consideración de éste como una multiplicidad de unidades. No se trata de multiplicidades concretas, sino de un tipo especial de multiplicidad en el que la naturaleza de los contenidos individuales es completamente irrelevante.
Fue el fundador de la fenomenología, que influyó a toda la filosofía europea continental, incluso generó una auténtica escuela fenomenológica.
Esta consiste en atenerse a los hechos, a los puros fenómenos, sin presupuestos o prejuicios. Tomar todo lo que se da en la intuición, tal como se da, pero a la vez solo dentro de los límites en que se da.
Pretende suspender las creencias ingenuas sobre los datos objetivos de la realidad
Son aquellos fenómenos que se dan ante mi conciencia con carácter de cuerpos físicos.
Aquellos actos de la conciencia que siempre tienen un objeto propio, objeto que es irreal o intencional. De esta forma, al acto de recordar le corresponde lo recordado, al acto de percibir le corresponde lo percibido, etc.