Kategóriák: Minden - razonabilidad - información - idoneidad - protección

a Mercy Evelyn Huayta Sallo 4 éve

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¿EL CONSUMIDOR ES UN IDIOTA?

El texto aborda la percepción de los consumidores y la importancia de aplicar un estándar de razonabilidad en la protección al consumidor. Se argumenta que los consumidores no son idiotas y que el estándar de consumidor razonable corrige desviaciones marginales.

¿EL CONSUMIDOR ES UN IDIOTA?

¿EL CONSUMIDOR ES UN IDIOTA?

¿Son los consumidores irrazonables en la realidad?

COMENTARIOS
Proteger consumidores individuales puede llevar a desproteger a los consumidores en su conjunto. De allí la importancia de generar incentivos para una conducta razonable.
CONSUMIDOR RAZONABLE Y POBREZA
En esa línea el estándar de consumidor razonable se condice con su realidad y no es una buena idea usar a los pobres para sostener que debería cambiarse el estándar a uno de consumidor ordinario.
Podemos encontrar distintos niveles de razonabilidad entre diversos grupos de consumidores, todo indica que los pobres no se encuentran entre los grupos menos racionales.
CONSUMIDOR RAZONABLE Y ASIMETRÍA INFORMATIVA
La evidencia empírica existente y el análisis de los funcionamientos de los mercados indican que la mayoría de los individuos actuamos razonablemente.
La asimetría informativa es parte del fenómeno económico de división del trabajo, esto es que algunos en la sociedad nos dedicamos a ciertas actividades y otros a otras.
Los consumidores son pesimistas, y que por tanto es menos probable aun que el mercado, ante la falta de información, los lleve a un resultado que los aleje de aquel que buscan.
PESIMISMO DE LOS CONSUMIDORES
El pesimismo natural es incluso sustentable con algunas experiencias por las que todos hemos pasado.
El tercero es la relación entre consumidor razonable y pobreza, pues se suele sostener que a las personas con menores ingresos no se les puede exigir un estándar de racionalidad elevado.
El segundo aspecto es relación entre consumidor razonable y asimetría informativa, pues algunos señalan que dada la situación de asimetría existente, el uso del estándar desprotege al consumidor.
Su irracionalidad puede estar más orientada a comprar y contratar poco o a ser exigentes con los términos contractuales, antes que comprar y contratar mucho.
el primero es si los consumidores son en la práctica optimistas.

¿Por qué contar con un estándar de consumidor razonable?

Protege al consumidor contra sus propias malas decisiones, y al hacerlo lo convierte en irresponsable de sus actos.
El criterio de razonabilidad asume que cada quien debe estar en posibilidad de elegir y asumir las consecuencias de sus malas decisiones.
El punto de partida de la crítica al estándar de consumidor razonable es equivocado, porque parte de asumir que los estándares se fijan para reflejar la realidad pero no para regularla.
El motivo para usar un estándar de conducta no es reflejar la realidad, sino crear incentivos hacia una realidad deseada.
Se les protege porque es un estándar diseñado a incentivar conductas consideradas adecuadas.
Es un principio universal de Derecho Común
Es una persona que actúa con la diligencia ordinaria que se le puede exigir a cualquier persona.

¿Cómo se aplica el estándar de consumidor razonable?

Pueden verse resumidas en dos grandes categorías:
Los problemas de información.
Los problemas de idoneidad.

El problema de la idoneidad no se agota en determinar si el bien es o no idóneo.

El modelo de idoneidad se construye sobre la base de lo que esperaría un consumidor razonable.

La idoneidad es la falta de coincidencia entre lo que el consumidor espera y lo que recibe pero a su vez, lo que el consumidor espera depende del nivel de información que ha recibido.

Estamos frente a un falso dilema por dos razones:

Los consumidores no se comportan como idiotas, con lo cual no existirá en el común de los casos diferencias entre el consumidor ordinario y el consumidor razonable. el estándar de consumidor razonable sirve para corregir desviaciones marginales.
Debe ser un objetivo de la política de protección al consumidor conseguir que los consumidores que se comportan como idiotas dejen de hacerlo, y no protegerlos a pesar de su idiotez, preservando en el tiempo conductas poco razonables.