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El Modelo Biopsicosocial en Evolución

El modelo biopsicosocial ha evolucionado para abordar la complejidad de las enfermedades, que rara vez pueden ser explicadas de manera simplista. Este enfoque considera la interacción entre diversos sistemas, como los hábitos de vida y la biología del individuo, y ha dado lugar al modelo centrado en el paciente.

El Modelo Biopsicosocial 
en Evolución

El Modelo Biopsicosocial en Evolución

Un excesivo peso de la ideología

Al final, la evolución del enfoque biopsicosocial en la práctica clínica ha resultado en lo que se conoce como el "modelo centrado en el paciente". Este modelo enfatiza la importancia de comprender las creencias y expectativas del paciente, promoviendo su participación activa y equitativa en la toma de decisiones.
Se argumentaba que la biomedicina defiende un modelo causal "clásico" de causa y efecto, cuando la realidad es más compleja. Los sistemas interactúan entre sí: el familiar con la personalidad, los hábitos de vida con la biología del individuo, entre otros. Pocas enfermedades pueden ser interpretadas de manera simplista como "tal germen, tal enfermedad", ya que implican múltiples causas.
La medicina tradicionalmente ha sido dualista, concebía al ser humano como una entidad compuesta por mente y cuerpo. Desde esta perspectiva, muchos médicos separaban la "máquina-cuerpo" de la "biografía" y las "emociones" de la persona, sin establecer conexiones entre ambas dimensiones.

El modelo centrado en el paciente

En el proceso de escuchar y entender a los individuos, todavía queda mucho por explorar: es necesario progresar hacia el desarrollo de una "teoría de la dolencia", una comprensión más profunda del sufrimiento humano.
Reconocer signos semiológicos, como variaciones en la quinesia o el paralenguaje del paciente, y sospechar la presencia de un síndrome depresivo o enfermedad de Parkinson, es una habilidad esencial para todo clínico
En la experiencia humana, el médico debe ser cauteloso al validar ideas como: "la tensión familiar pudo haber empeorado su enfermedad cardíaca". Tanto las percepciones subjetivas como la medicina basada en evidencias tienen limitaciones significativas al analizar casos individuales.
La realidad de cada individuo, incluido cada paciente, se construye y reconstruye a través del diálogo, donde emerge una narrativa propia del paciente que es fundamental comprender.

Monismo frente a dualismo Popper y Eccles distinguen entre dos tipos de monismo y dualismo

Las enfermedades reflejan desequilibrios internos que se manifiestan externamente. La voluntad subyacente de vivir o enfermar, e incluso morir, puede no ser evidente para el individuo, pero influye en sus acciones hacia la vida o la muerte
La conciencia surge de fenómenos físicos y somáticos, y la separación entre cerebro y mente no está respaldada por la ciencia. No existe un "software" mental independiente; en su lugar, encontramos neuronas en funcionamiento, conexiones fisicoquímicas y actividad eléctrica.
Dualismo Interaccionista: Propuesto por Popper y Eccles, reconoce que el cerebro es la base de la conciencia humana, pero esta tiene cierta autonomía respecto a las leyes físicas. El ser humano posee un componente físico (hardware) y mental (software) que interactúan, aunque de manera diferente a la de un ordenador
Monismo Idealista: sostiene que los estados mentales provocan cambios en el cuerpo, ya que considera que el cuerpo es una manifestación del espíritu.
Monismo Fiscalista: Todas las enfermedades se originan en desarreglos corporales. No considera la conciencia humana como un tema científico válido y desestima la experiencia subjetiva de las personas en favor de observaciones de sus comportamientos públicos y evidentes

Engel (1977) creía que todos los fenómenos importantes relativos a la salud participaban de aspectos biológicos, pero también psicológicos y de carácter social.

El éxito del tratamiento biológico puede variar según diferentes factores psicosociales, como se evidencia en fenómenos como el efecto placebo, entre otros.
La interacción entre el profesional de la salud y el paciente también afecta el resultado del tratamiento, al menos en parte debido a su influencia en la adherencia al plan terapéutico.
La mera irregularidad biológica no proporciona una comprensión clara de lo que los síntomas significan para el paciente, ni garantiza las capacidades y enfoques del médico para recopilar y analizar la información de manera efectiva.
Los aspectos psicosociales suelen desempeñar un papel significativo en la evaluación de la vulnerabilidad, severidad y progresión de la enfermedad, incluso cuando se centra principalmente en aspectos biológicos.
Por otro lado, las perturbaciones psicosociales pueden originar enfermedades o "afecciones" que representan preocupaciones de salud, a veces con una conexión bioquímica correlativa.
No siempre que se produce un cambio enlos procesos bioquímicos se manifiesta una enfermedad. La aparición de esta última depende de una combinación de factores, no solo a nivel molecular, sino también influenciados por aspectos psicológicos y sociales

El modelo biopsicosocial como perspectiva compatible con la medicina basada en la evidencia

Cada paciente es una realidad en constante cambio. No cerramos ningún caso. La capacidad de sorprenderse con lo que el paciente relata y observar los síntomas desde una nueva perspectiva puede ser una ventaja para un médico nuevo.
El médico debe ir más allá de la demanda inicial del paciente, comprendiendo sus verdaderas necesidades y factores de riesgo, incluyendo estilos de vida. Se trata de buscar la estructura subyacente detrás de los síntomas y eventos aparentes.
El médico debe tolerar la incertidumbre y evitar atribuir significado a síntomas basados en datos no definitivos, como una cefalea atribuida al humo del tabaco y al estrés
La regla de "descartar primero lo orgánico" sigue siendo fundamentalmente válida, siempre y cuando se añada la consideración de obtener diagnósticos positivos (no solo de exclusión) en el ámbito psicológico y social
El médico usa decisiones basadas en evidencia, pero también considera cómo sus emociones pueden sesgarlas. Reconoce el riesgo de errores al tratar pacientes que le generan aversión y trabaja en gestionar y educar sus emociones.
El profesional médico tendrá la capacidad de adoptar la perspectiva de sus pacientes cuando sea posible y será capaz de apreciar la red de apoyo social de la que disponen.
El médico enfrenta problemas diagnósticos complejos sin adoptar posiciones exclusivamente biológicas o psicosociales. Utiliza técnicas como la técnica textual y la hipótesis inversa para evitar enfoques estrechos.
El profesional médico distingue entre lo que el paciente solicita en salud y lo que realmente necesita, a veces priorizando aspectos que el paciente no considera importantes, como: "Aunque está preocupado por el resfriado, debería prestar más atención a su presión arterial".
El profesional médico valida cualquier motivo de consulta, no solo los relacionados con la biomedicina o problemas psicosociales reconocidos, como la depresión, bulimia o insomnio, entre otros.
El profesional de la salud busca alcanzar una conexión emocional que tenga un efecto terapéutico inherente en la relación establecida.