En Tokio, se celebra el salón electrónico Ceatec, un evento crucial para los entusiastas de la tecnología. Una de las principales atracciones es un robot gigante diseñado para jugar al ping pong, capaz de analizar y responder a los movimientos del jugador humano.
Hasta ahora hemos visto vehículos experimentales de varias marcas y de firmas de tecnología como Google pero ninguna ha anunciado todavía su comercialización. Pero la firma Cruise Automation, con sede en San Francisco, está desarrollando un accesorio de automatización para automóviles que ha adelantado a todos.
Kyle Vogt, el fundador del proyecto, espera instalar su invención “RP-1″ en automóviles a principios del próximo año. Actualmente trabaja en un Audi A4 o S4, pero Vogt tiene la esperanza de modificar el dispositivo de modo que se puede adaptar a cualquier coche. Funciona en gran medida de la misma forma que el coche sin conductor de Google porque tiene varios sensores que pueden escanear el área inmediata para rutas y posibles colisiones.
Los usuarios serán capaces de encender el sistema pulsando un botón en una interfaz incorporada en el coche, y luego dejar que el sistema se haga cargo. El conductor puede recuperar el control del coche pulsando sobre el pedal del freno o colocando sus manos en el volante.
El robot que juega ping pong, una de las atracciones del Ceatec
¿Ganas de jugar al ping pong, pero no hay rival a mano? Ningún problema, ahora se puede apelar a un robot gigante, como el que se exhibe en el salón electrónico Ceatec de Tokio, junto a gafas inteligentes o un GPS táctil, entre otros insólitos ‘gadgets’.
Esta cita obligada para los tecnófilos nipones se celebra hasta el sábado, y con sus aparatos de todo tipo es una ventana hacia el futuro. El robot jugador de ping pong es más bien intimidante: una máquina en forma de trípode, parecida a una manta religiosa, y capaz de jugar sin interrupción y sin fallar, o casi.
El robot "evalúa la trayectoria y la velocidad de la pelota al analizar el movimiento del jugador que tiene ante sí", y tras proceder a sabios cálculos "restituye la pelota a un determinado lugar que facilite su devolución" y la continuación del juego, explica su inventor, el grupo japonés Omron.
La idea no es comercializar este robot, sino "simbolizar la nueva relación hombre-máquina", añade. Este aparato futurista tiene la misma función que esas sorprendentes ‘pom pom girls’ robóticas presentadas en el salón.
Es decir, demostrar las capacidades de la compañía creadora. Estas minicriaturas, que se mantienen en equilibrio sobre una pelota gracias a tres girosensores, fueron concebidas para exhibir la precisión de los componentes electrónicos de la sociedad que las imaginó, a saber Murata Manufacturing.