a miguel briones 2 éve
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Este paradigma también se aplicaba al matrimonio y el sexo como en cualquier otro aspecto de la vida. Las mujeres se podían casar con quien quisieran, los matrimonios no estaban acordados por los hombres de la familia y se podían divorciar cuando quisieran.
Las parejas egipcias de la antigüedad también firmaban acuerdos prematrimoniales que favorecían a la mujer.
Si un hombre iniciaba el divorcio, perdía todos los derechos a demandar los regalos y tenía que pagar cierta suma en modo de pensión a su ex esposa hasta que esta se casase o pidiese que suspendiera el pago.
Las mujeres con grandes talentos también podían encontrar trabajo como concubinas. Aunque no era simplemente una mujer que era que se usaba para el sexo, sino que tenía que ser diestra en música, conversación, tejido, costura, moda, cultura, religión y el arte. Aunque esto no quiere decir que su apariencia física diese igual.
La mujer egipcia en la literatura
En la literatura egipcia también están presentes las mujeres. Aunque se dice que aparecen como desgraciadas, frívolas o caprichosas, no significa que éstas sean despreciadas en la sociedad. De hecho, el faraón también se beneficiaba de este tratamiento.
A menudo las mujeres desempeñaban papeles importantes, como las dos vírgenes que realizaban Las Lamentaciones de Isis y Neftis en los festivales de Osiris
La mujer egipcia desde la sociedad y la moralidad
El hombre y mujer eran iguales ante la ley. Esto significaba que las mujeres podían administrar sus propios bienes y su herencia, llevar un negocio propio y trabajar en empleos más allá del ámbito doméstico.
Tanto las niñas como los niños de alta alcurnia estudiaban en la llamada Casa Jeneret, una institución de gran importancia situada junto al palacio