El lenguaje humano se descompone en distintas funciones, cada una con un propósito específico. Entre estas funciones se encuentran la metalingüística, que se ocupa del propio lenguaje; la representativa, que transmite información; la apelativa, que busca influir en el receptor; la fática, que verifica el canal de comunicación; y la expresiva, que manifiesta emociones.