a Jennifer Grande 12 éve
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las capacidades tècnicas de la comunicaciòn contemporànea permiten que recibamos informaciòn de todas las latitudes
los europeos dependen mucho, pero no tanto como los latinoamericanos del cine de origen estadounidense.
una de las zonas màs expuestas, en todos los sentidos, ala influencia del cine de hollywood, ha sido America Latina.
hay amalgamas tecnològicas que no prosperan porque no satisfacen una necesidad real de los usuarios y porque obedecen fundamentalmente a la composiciòn mercantil de la industria informàtica.
la convergencia de tecnologìas, dispositivos y formatos posiblemente habrà que entenderla como un estadio transitorio en el desarrollo de la sociedad de la informaciòn.
internet constituye el caso màs completo de convergencia tecnològica que existe en la sociedad de la infrmaciòn.
No hay conocimiento sin informacion, pero puede haber informacion sin conocmiento. la sociedad de la informacion ofrece elementos para el entendiimeinto, como el internet y el uso de las redes.
Ell fin primordial de este proceso es ofrecernos elementos para entender mejor la realidad y nuestra circusntancia
No habra cultura sin creadores.
*Ciudadania fiscal y virtual * Cosmopolitismo y espacio publico *
libertad
en la sociedad de la informaciòn la gente puede decir, chatear, navegar y manifestarse por internet pràcticamente sin limitaciòn alguna
en ocasiones a internet se le ha querido adjudicar la culpa por las consecuencias que puede tener el uso ilìcito de sus espacios o canales de comunicaciòn
en medios de difusiòn abierta, propagaciòn unilateral y de mayores audiencias como la televisiòn y la radio, esas libertades estàn restringidas a unos cuantos.
la gente que tiene acceso a internet cuenta con la posibilidad de decir lo que quiera, en el momento y de la manera que lo desee.
La sociedad de la informacion ha implicado la creacion de numerosos espacios para quienes quiren indaagar y divulgar en el terreno de las ciencias, peudan intercambiar avances y experiencias.
Hoy en dia, todos los grupos de investigacion universitaria se apoyan en internet para intercambiar informacion y colaborar con otras personas a sus investgaciones. un ejemlo de ello es wikipedia.
Los enlaces en internet nos permiten pasar de un sitio a otro, encontrar el contexto de los contenidos o crear nuestro propio contexto
El usuario de la Sociedad de la informacion construye y reconstruye el discurso del cual quiere apropiarse d acuerdo con sus propios fines.
Las lineas multiples que cruzan la Sociedad de la informacion amalgaman la contemplacion de la enseñanza, el efecto con los defectos, el espectaculo y la politica
Las multiples veredas que se entrecruzan y subrayan el carater de la Sociedad de la informacion se apuntan en el hipertexto. Alli radica parte del atractvo en un mundo dominado por rutas exclusivas y pensamientos pretendidamente unicos.
Los discursos en la sociedad de la informacion discurren por multiples,heterogeneos y multimediales senderos. Esta multilinedad fue anticipada desde que se creo el formato de hipertexto en que se enlazan las pag. web.
Los mecanismos para que la gente aprenda todo tipo de mensajes tienden a diversificarse y a incorporar diversos formatos, tecnologias y modos de lectura.
No es para tanto pero la ubicuidad constituye una de las características de la Sociedad de la Información que pueden resultar más desconcertantes.
Por televisión, en directo, vimos en 1989 la caída del Muro de Berlín con tanta emoción como habíamos contemplado, dos décadas antes, la llegada de un hombre a la Luna.
Y si mirar en televisión los grandes cambios -y las muchas involuciones del mundo que es impresionante.
En televisión podemos completar en la Red de redes podemos participar. La libertad y flexibilidad de tránsito en Internet son engañosos: no llegamos a Sydney, a París o a Santiago de Chile desde nuestro asiento frente al ordenador.
La exploración que podemos hacer nunca es original: nada nuevo se puede descubrir navegando por el ciberespacio. Lo novedoso, radica en el periplo mismo: en la relación que podemos establecer entre un sitio y otro, en la manera en que nos apropiemos de sus contenidos o nos dejemos envolver por ellos.
Nuestros abuelos (o bisabuelos, según el rango generacional en que estemos ubicados) fueron contemporáneos del surgimiento de la radio, se asombraron con las transmisiones de acontecimientos internacionales y tenían que esperar varios meses aquí les llegara una carta del extranjero para viajar de Barcelona a Nueva York lo más apropiado era tomar un buque en una travesía de varias semanas.
La generación siguiente creció su imaginario cultural al lado de la televisión, que durante sus primeras décadas era en blanco y negro, se entero con pasmo y gusto de los primeros viajes espaciales, conformó sus preferencias cinematográficas en la asistencia de la sala de cine delante de una pantalla que refleja la proyección de 35mm y ha transitado sin asombro de la telefonía alambica y convencional a la de carácter celular o móvil.
Los medios de comunicación se han convertido en el espacio de interacción social por excelencia la cual implica mayores facilidades para el intercambio de preocupaciones e ideas pero, también, una riesgosa supeditación a los consorcios que tienen mayor influencia como particularmente los medios de difusión abierta o generalista, como se les llaman en algunos sitios.
Pero el futuro está abierto y en él la sociedad de la información que comienza a desplegarse no sólo resulta inevitable: constituye el contexto ineludible de las relaciones sociales, tanto entre los individuos como entre las naciones. Los medios de comunicación máxime gracias a la tecnología digital seguirán expandiéndose con una versátil y una avidez irrepetibles en cualquier otra actividad industrial.
La vasta red que tejen todas las arañas del mundo otra afortunada metáfora borgeana con la que podemos comparar la Sociedad de la Información, no se extiende de igual manera para todos.
Los consorcios de la industria del espectáculo ahora difunden sus productos a escala nacional por que el mercado que han creado es de esas dimensiones.
Para los usuarios que se beneficien de esa distribución constituirá, simplemente, una forma de democratización de tales contenidos.
Actualmente se mantiene una inacabable discusión sobre los alcances de los derechos de autor. Las empresas cuyo negocio radica en vender ejemplares de productos culturales como películas, música y libros consideran que la circulación sin permiso de copias de las mercancías es una infracción a los derechos de sus autores.
No se abundara el tema de los derechos de autor sino la capacidad de divulgación de los contenidos de toda índole gracias a la digitalización que, como hemos señalado, constituye el pilar tecnológico de la Sociedad de la información.
En vez de ello, se encontró con un pase de Instinto básico en video. La película, en aquel momento, no había llegado a los cines en Londres.
Esa circulación irrestricta involucra contenidos comerciales y personales. Ahora, como sabemos, basta enviar un correo electrónico o e-mail, para ponernos en contacto de manera instantánea con alguien a quien incluso no conocemos y en un país cuyas coordenadas tampoco identificamos del todo.
Hasta ahora las relaciones personales de un individuo se circunscribían a su familia, al entorno profesional y a la comunidad en donde vivía.
Los investigadores Caroline Haythornthwaite y Barry Wellman han explicado que Internet ha continuado ese viraje hacia la vida en redes más que en grupos.
Por otro lado, los usuarios de la red encuentran relaciones nuevas con personas a las que no hubieran conocido de no ser porque frecuentan espacios de interés común en Internet.
Internet está incrementando el capital social el compromiso cívico y desarrollando un sentimiento de pertenencia en línea.
El correo electrónico y mensajería instantánea, entre otros dispositivos permiten comunicarse con rapidez y de manera prácticamente gratuita con quienes de otra manera sólo sería posible tener contacto epistolar tradicional telefónico.
Los mensajes de destinatarios múltiples ejemplifican la capacidad de irradiación que encontramos en la Sociedad de la Información.
La posibilidad de dirigir e-mail de manera indiscriminada es una de las señales de libertad en Internet. El más común conocido de ellos es el correo spam que es como se denomina a los mensajes no solicitados y que son enviados a millares e incluso a millones de destinatarios con los contenidos más diversos.
A mediados de la última década del siglo XX el término Spam comenzó a generalizarse para descifrar los mensajes del correo electrónico.
Las estimaciones que presentamos de la información que se produce actualmente en el mundo son de una elocuencia contundente.
A la información se le puede medir en bytes, megabytes, y terabytes, de la misma manera que en otras épocas la acumulación del conocimiento y los bienes culturales podían tasarse de acuerdo con los militares de volúmenes de una biblioteca o los centenares de obras cinematográficas que se filmaban cada año.
La Sociedad de la Información puede apreciarse, también, de acuerdo con la diversidad de sus contenidos y la propagación que pueden alcanzar.
Para que la información sea útil es preciso que se convierta en conocimiento que nos entender, apreciar, evaluar y también disfrutar y vivir creativamente.
A veces, sin embargo se piensa que hasta con acumular información para con ello estar en los umbrales del conocimiento.
El pensador francés Paul Soriano ha propuesto, por ejemplo: el Internet permite digitalizar todos los conocimientos, todos los libros, todos los trabajos, todos los conciertos, más aun todos los debates, todas las plegarias. Eso significa que Internet encubre virtualmente todas las bibliotecas, todos los museos, todas las escuelas, todos los parlamentos y todas las iglesias.
Es necesario que todas las sociedades, especialmente a través de sus estados inviertan en instituciones culturales como las bibliotecas, los museos, y las escuelas.
Los museos virtuales son un cómodo recurso para acercarse a los catálogos de las exposiciones más variadas e importantes. La enseñanza a distancia sea convertida en oportunidad y desafío, a la vez, para las sociedades y especialmente para las universidades contemporáneas.
Las transcripciones de las deliberaciones en el congreso o la homilía de un obispo pueden estar disponibles en internet. El crecimiento de la red tiene pautas y temporadas que se advierten en todas las páginas.
Al comenzar en 1996 existían 100.000 sitios y esa cantidad se había sextuplicado al año siguiente. Más de 27 millones de sitios al comenzar el 2001 indicaban ese ascenso.
Para enero del 2005 teníamos más de 58 millones y se pidió prever que se habría llegado a los 75 millones de sitios al comenzar el 2006.
El auge de páginas personales muchas de ellas realizadas en blogs, que son los diarios en línea que se popularizaron ya en el nuevo milenio, explica en parte esa cifra. En todo caso un sitio web por cada 13 usuarios de Internet es una cifra harto significativa de gran cantidad de información disponible en la red de redes.
Un sitio puede tener una sola página. En diciembre del 2002 la empresa Domainstats.com contabilizaba algo más de 31.635.000 nombres de dominio, es decir, de sitios con una ubicación propia dentro de la WWW. Casi tres años después la cantidad de dominios registrados había crecido un 80%.
Esas cifras comprendían todos los domicilios registrados con la terminación de cada país (.de para Alemana, .ar para Argentina, .ru para Rusia, etc.) tantos domicilios de carácter comercial (.com) relativos a las redes (.net), gubernamentales (.gob o .gov) o educativos (.edu) entre otros.
En contraste con los 2 millones y medio de domicilios registrados con la terminación correspondiente al Reino Unido y los centenares o decenas de miles en otros países, Honduras tenía registrados solamente 376 domicilios, Gabón 13, Laos 6 y Jamaica 2.
El inventario de todas esas cifras -millones de dominios y sitios, centenares de millones de páginas, usuarios prácticamente copados por la oferta de contenidos informáticos -puede abrumarnos, hartarnos o dejarnos atónitos.
La información no basta para mejorar las cosas.
A fines del 2004 en todo el mundo había cerca de 776 millones de ordenadores personales, teníamos 12,97 ordenadores por cada 100 habitantes en todo el planeta.
Si la magnitud informática de cada país se mira con ese parámetro hallaremos desigualdades abismales. En el 2004 los canadienses y estadounidenses tenían 70,5 y 74 ordenadores por cada 100 personas.
El hecho de que el mundo virtual hay inequidades absolutas entre naciones ricas y pobres difícilmente resulta sorpresivo; sería ingenuo esperar otra cosa en vista de las disparidades sustanciales en cualquier otra dimensión de la vida desde la atención a la salud y la nutrición hasta educación y la longevidad.
Los datos del 2002 y 2004 que se ofrecen en el grafico que muestra la cantidad de ordenadores por cada 100 habitantes en algunos países de América Latina demasiados cercanos para poder establecer un tendencia solida en la política informática de esas naciones.
Los costarricenses tenían una taza de acceso de casi el 20% que en un par de años llego a la cuarta parte de la población.
Entre los dos mencionados años, los meritos de Ecuador y Paraguay fueron mayores que los del resto de los países que seleccionaron para el grafico anterior: entre el 2000 y 2002 los ecuatorianos incrementaron en un 71% (de 3,2 a 5.5).
En cambio las naciones más desarrolladas no han tenido que hacer esfuerzos semejantes porque ya disponían desde el siglo anterior de una cantidad de ordenadores más que razonable al menos en comparación con los promedios globales.
Para los países pobres que carecen de conexiones o están mal conectados añade el sociólogo catalán, el desarrollo sin Internet sería equivalente a la industrialización sin electricidad durante la era industrial.
Esa a dispar capacidad informática unifica a los países más pobres y a los segmentos más desprotegidos de nuestras sociedades.