La degradación del suelo es un fenómeno crítico que afecta su capacidad para proporcionar nutrientes y cumplir sus funciones ecológicas. Entre las principales causas se encuentran la gestión inadecuada del territorio, la construcción de represas que alteran el perfil hídrico, la contaminación por residuos y vertidos, el sobrepastoreo que agota los nutrientes vegetales y los incendios que, junto con la sobreexplotación de recursos hídricos, provocan la muerte de especies y aceleran la erosión.