Factores que intervienen en el proceso de la lecto-escritura
Factores intelectuales
La complejidad de la lectura incluye el desarrollo de capacidades de comprensión, interpretación, conceptualización, resolución de problemas y razonamiento.
No es de extrañar, pues, que se presuponga una inteligencia general y alguna específica suficientemente desarrollada
Se aborda el aprendizaje lector y, por tanto, que en la madurez para la lectura se incluya como elemento constitutivo el factor inteligencia.
Existe relación entre inteligencia general y lectura, pero parece abusivo inferir una causalidad unidireccional
Más aun, no puede despreciarse la hipótesis concurrencia de terceros factores intervinientes y no tenidos en cuenta.
Factores emocionales
Probablemente, no en todos los casos, ciertas actitudes educativas en padres y maestros pueden contribuir a dificultar el proceso de aprendizaje lector, como pueden ser:
Una presión excesiva por parte de la familia o el maestro, respecto al aprendizaje, puede desanimar al niño y conducirle a desistir del intento de aprender a leer.
Una educación excesivamente permisiva, sin un mínimo de disciplina personal y hábitos, puede conseguir que el niño
se sienta inerme ante una actividad sistemática y que requiera cierto esfuerzo.
Una sobreprotección familiar puede hacer que el niño se sienta inseguro.
Parece que hay una serie de síntomas que aparecen frecuentemente en los niños que fracasan, son los siguientes:
Tensión nerviosa, hábitos nerviosos, tales como morderse las uñas, inquietud, tartamudeo, insomnio.
Distante, sueña despierto, tiene reacciones evasivas, forma parte de pandillas, falta a la escuela, se aleja de la sociedad.
Indiferente, inclinación a la sumisión, desatento, aparentemente perezoso.
Timidez muy acentuada, se ofende fácilmente, pronto a ruborizarse, tiene maneras curiosas y egocéntricas, sentimientos de inferioridad.
Junto al fracaso en el aprendizaje de la lectura, aparecen simultáneamente indicios que hacen pensar en trastornos emocionales o de la personalidad
Difícil es deslindar cuándo esos trastornos son causa o consecuencia de la dificultad de aprendizaje
Factores ambientales
Los niños aprenden mejor a leer cuando pueden identificar con el ambiente a los personajes y situaciones presentados en los libros y más aún cuando los textos han sido elaborados oralmente por él mismo.
La madurez se adquiere respecto a la posibilidad de efectuar una actividad determinada
también orientada y referida a intereses concretos y significativos para el niño, que pueden ser desarrollados y satisfechos con esa actividad.
El ambiente que rodea al niño influye en el grado de madurez para la lectura
Es la referencia de todas las experiencias que llenarán o no de significado a los símbolos impresos.
Factores Fisiológicos
Neurológicamente no está demostrada la localización de un centro de control cerebral de la lectura y parece poco probable que exista ese lugar común
Sin embargo, no parece existir ninguna duda respecto de la existencia de zonas de lenguaje en el hemisferio izquierdo del cerebro y de su implicación en el aprendizaje de la lectura.
Una correcta lateralización o, como mínimo, un grado significativo de preferencia por uno de los lados, ha sido reclamado como prerrequisito indispensable para un buen aprendizaje de la lectura.
Dentro del apartado de los factores fisiológicos que contribuyen y posibilitan la maduración, preocuparon desde hace tiempo las posibles diferencias debidas al sexo.
La precocidad madurativa de las niñas respecto a los niños, detectadas por algunas investigaciones descritas
Se fundamenta en una mejor disposición femenina para la dominancia del hemisferio izquierdo y en el hecho de que la lectura realizada
por ese hemisferio se hace con menos errores y más comprensivamente que con el derecho.
Factores psicológicos
Las investigaciones concluyen que la percepción auditiva es más importante que la visual; que la importancia de la percepción visual es mayor en los estadios iniciales del aprendizaje lector
La discriminación de letras es una condición básica para el buen aprendizaje de la lectura
Hemos hablado anteriormente de la visión y la audición como funciones fisiológicas, pero conviene a la vez analizar el factor psicológico de la percepción visual y auditiva respecto a la madurez lectora.
El niño debe haber superado el estadio de referencia al propio cuerpo y ser capaz de orientar objetos entre sí adquiriendo la noción de relatividad en la posición de estos.
La adquisición de un buen esquema corporal y la consecuente orientación en el espacio es condición para un buen aprendizaje de la lectura.