Emilio Portes Gil asumió la presidencia de México de manera interina tras el asesinato de Álvaro Obregón en 1928, siendo un periodo marcado por la guerra Cristera. Este conflicto, que tuvo lugar entre 1926 y 1929, enfrentó a grupos católicos contra el gobierno por la imposición de leyes que limitaban la libertad religiosa.
informe presidencial ante el Congreso el 1 de septiembre de 1929
Emilio Portes Gil declaró los pasos dados a favor del movimiento cristero: reanudación del culto católico en las iglesias, siempre y cuando los sacerdotes de ese credo se sometieran a las leyes del país, por lo cual 858 templos ya habían sido retornados a manos de la Iglesia Católica
Al iniciarse el movimiento, los cristeros habían tenido la esperanza de tomar el territorio norte de México y, con el apoyo de distintas organizaciones católicas en distintos países, incluido los Estados Unidos, ser reconocidos como parte beligerante y obtener los derechos internacionales que tal condición les permitía: acceder al poder como contendientes en una guerra civil, desconociendo a la autoridad gubernamental y controlando una parte del territorio, donde podrían tener su propio gobierno, ejército y planteamiento político
Ante la crisis nacional por los tres años de la guerra
tanto el mando cristero como la Santa Sede, su aliada, y los gobiernos de México y los Estados Unidos, aliado éste del mexicano, decidieron poner fin a la contienda
el 21 de junio de 1929 se firmaron unos acuerdos redactados por Dwight W. Morrow, el embajador estadounidense en México. Carecían de valor oficial, dada la falta de personalidad jurídica de la Iglesia, pero no de voluntad conciliatoria. Además del embajador, los firmantes fueron el presidente Portes Gil, el arzobispo de Michoacán y delegado apostólico Leopoldo Ruiz y Flores, y el obispo de Tabasco Pascual Díaz
El sucesor de Calles
Emilio Portes Gil (1928-1930), quien ocupó su cargo con carácter de interino, pues el presidente electo, Álvaro Obregón, había sido asesinado en julio de 1928
Hay en él dos tendencias
una, de grupos reducidos, que se da en los Estados mexicanos de Colima, Guanajuato, Puebla, Querétaro, Jalisco o Michoacán; otra, la de una organización, la Liga Nacional Defensora de la Libertad Religiosa, en la capital del país
El 21 de junio de 1929 finalizó la Guerra Cristera. Este conflicto armado también recibió el nombre de Guerra de los Cristeros o Cristiada y comenzó en agosto de 1926
Los cristeros fueron aquellos mexicanos católicos y conservadores que resistieron con su levantamiento la aplicación de la Ley Calles, la cual fue expedida el 14 de junio de 1926 con el fin de acotar el culto y sacerdocio católico en México conforme a lo establecido en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en 1917: no reconocimiento de personalidad jurídica a las iglesias ni derecho a poseer bienes raíces, no participación del clero en la política y prohibición de impartir culto fuera de los templos