A lo largo de los siglos XVIII y XIX, la criminología experimentó una evolución significativa, destacándose dos escuelas principales: la Escuela Clásica y la Escuela Positiva. La Escuela Clásica, influenciada por pensadores como Cesare Beccaria y Jeremy Bentham, se centró en la idea del contrato social y la necesidad del castigo proporcional para mantener el orden y la justicia.