Durante la Edad Media, el feudalismo se estableció como el sistema organizativo fundamental en Europa. Este sistema dividió a la sociedad en dos clases principales: señores y vasallos.
La Iglesia católica se consolidó como una institución de enorme poder religioso, político y económico.
La economía fue de autoconsumo, pues cada feudo consumía única y exclusivamente lo que producía.
La sociedad, fuertemente jerarquizada, fue dominada por dos grupos sociales privilegiados: la nobleza y el clero.
La tierra adquirió una enorme importancia económica al disminuir el comercio y la circulación monetaria. Por eso, la agricultura fue la base de la economía. La vida rural predominó frente a la urbana.