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door erwin monroy 4 jaren geleden

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CAMINOS DE PERSUASIÓN: LA FOTOGRAFÍA AL SERVICIO DE LA SEDUCCIÓN PUBLICITARIA

La fotografía publicitaria utiliza una combinación de colores oscuros y nobles, así como rostros delicados y escenarios lujosos, para evocar una sensación de lujo y exclusividad. Esta estrategia no se centra en las características tangibles de los productos, como tarifas aéreas o especificaciones de automóviles, sino en asociarlos con emociones y conceptos más abstractos como placer, bienestar y serenidad.

CAMINOS  DE  PERSUASIÓN:  LA FOTOGRAFÍA AL SERVICIO  DE  LA SEDUCCIÓN  PUBLICITARIA

CAMINOS DE PERSUASIÓN: LA FOTOGRAFÍA AL SERVICIO DE LA SEDUCCIÓN PUBLICITARIA

Colores nobles y oscuros, tonalidades apagadas, rostros delicados, insinuantes o directamente hastiados, entornos lujosos, remembranzas artísticas y vagamente transgresoras...nos transportan a una extendida y generalizada idea del lujo.

Felicidad, pues, entendida como placer, relajación, bienestar, serenidad, armonía y paz. En ningún momento tenemos noticia de las posiblemente ventajosas tarifas aéreas, de las prestaciones de un automóvil del que apenas adivinamos los faros, de las virtudes de unas mantas que se nos presentan como un mullido mar, o de la catadura de un vino cuyo sabor ignoramos. Lo importante, de nuevo, es la idea de asociar la compañía aérea, el automóvil, las mantas o vino a otras ideas, mucho más inaprensibles y estimulantes, que indudablemente reposan en el más caro catálogo de deseos humanos

Felicidad Quimerica.

A la felicidad, entendida como ruptura de moldes y liberación de ataduras, remiten, por ejem-plo, estas dos fotografías publicitarias. Anuncian dos productos similares -aunque remiten a diferentes marcas - y utilizan exactamente el mismo argumento.

PUBLICIDAD OBVIA Y PUBLICIDAD OBTUSA.

El segundo tipo de publicidad es el que sobreabunda en la actualidad. Resulta difícil encontrar anuncios que a pesar de estar alejados de la honestidad explicativa y de la austeridad textual.
Informa sobre el producto, tiende a ser verdadera, creíble y agradable, a decir la verdad. Existe también esta el segundo tipo de publicidad que normalmente es el que tiende a borrar el aburrimiento de la vida cotidiana.

Felicidad, bienestar, vanidad, emulación, emoción y sexualidad son los sorprendentemente escasos pero fructíferos caminos por los que discurre la imagen publicitaria para persuadir a los individuos.

La emoción y la sensibilidad

Dispone para ganarse la voluntad del auditorio, incurre a veces en la fácil demago-gia (abusivas simplificaciones de la realidad, victimismos diversos...), el publicista, que no vende un discurso pero sí otras cosas, recurre a similares actitudes

Las bebidas o alimentos que no responden a las necesidades nutritivas básicas y cuyos princi-pales atractivos residen en el sabor o el aroma - café, exquisiteces de pastelería, etc. - son objeto de publicidad que normalmente recurre a la sensualidad.

Más fáciles y directos resultan otros muchos anuncios que, sin tapujos, caen en yuxtaposiciones dirigidas al más elemental sentido de la sensualidad

CAMINOS DE PERSUASIÓN

Recordar que el fin último y lógico de la publicidad es empujar hacia la compra
Los mensajes publicitarios no solo dicen de los productos, sino que predican otras cosas: en el inte-rior de los anuncios se elogian o condenan determinados estilos de vida, se fomentan o condenan deter-minadas ideologías,
La publicidad, como arte de la persuasión, trabaja sobre la mente humana.

La mayoría de las fotografías publicitarias envuelven a los productos en una aureola de garantía de felicidad, mucha mas allá de sus estrictas prestaciones. Es este punto donde, efectivamente, se plasma con toda su fuerza la publicidad obtusa: más allá del intrínseco valor de los objetos

Parte de la imagen publicitaria, sea cual sea el producto, tratará de relacionarse en virtud de las posibilidades que la imagen ofrece, con tales aspiraciones compartidas.

La imagen fotográfica con sus múltiples caras, su interminable capacidad para la sorpresa y la estimulación, su inagotable cantera de recursos y efectismos, es el empedrado perfecto para que la publicidad nos conduzca a través de sus invariablemente transitados caminos de persuasión.