door Javier Sánchez-Collado 4 jaren geleden
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No se refiere al uso práctico (moral) de la razón.
Esta también es pura o a priori.
En el texto hay una referencia o explicación del uso práctico, de la ética:
Por ello, aunque los principios supremos de la moralidad y sus conceptos fundamentales constituyen conocimientos a priori, no pertenecen a la filosofía trascendental, ya que, si bien ellos no basan lo que prescriben en los conceptos de placer y dolor, de deseo, inclinación, etc., que son todos de origen empírico [al construir un sistema de moralidad pura, tienen que dar cabida necesariamente a esos conceptos empíricos en el concepto de deber, sea como obstáculo a superar, sea como estímulo que no debe convertirse en motivo].
En efecto, todo lo práctico se refiere, en la medida en que implica motivos, a sentimientos pertenecientes a fuentes empíricas de conocimiento.
Llamo trascendental todo conocimiento que se ocupa, no tanto de los objetos, cuanto de nuestro modo de conocerlos, en cuanto que tal modo ha de ser posible a priori.
Esta definición es interesante, pues se puede aplicar a toda la filosofía de Kant: es trascendental. Es decir, se ocupa de lo que hay a priori en el conocimiento. Le interesa no tanto qué conocemos sino cómo.
Un sistema de semejantes conceptos se llamaría filosofía transcendental.
Vamos a hacer una investigación para depurar el uso de la razón (ver qué alcance tiene).
Tal propedéutica no debería llamarse doctrina de la razón pura, sino simplemente crítica de la misma. Su utilidad [con respecto a la especulación] sería, de hecho, puramente negativa. No serviría para ampliar nuestra razón, sino sólo para clarificarla y preservarla de errores, con lo cual se habría adelantado ya mucho.
algunos conocimientos abandonen incluso el campo de toda experiencia posible y posean la apariencia de extender nuestros juicios más allá de todos los límites de la misma por medio de conceptos a los que ningún objeto empírico puede corresponder
Estos inevitables problemas de la misma razón pura son: Dios, la libertad y la inmortalidad. Pero la ciencia que, con todos sus aprestos, tiene por único objetivo final el resolverlos es la metafísica
Nos encontramos con conocimientos más allá de lo posible (experiencia). Hume rechazaba categóricamente esta posibilidad.
No están en el campo de los fenómenos.
Ojo con la referencia a los tres postulados de la razón práctica.
Esta ciencia procede inicial mente de forma dogmática, es decir, emprende confiadamente la realización de una tarea tan ingente sin analizar de antemano la capacidad o incapacidad de la razón para llevarla a cabo.] Ahora bien, parece natural que, una vez abandonada la experiencia, no se levante inmediatamente un edificio a base de conocimientos cuya procedencia ignoramos y a cuenta de principios de origen desconocido, sin haberse cerciorado previamente de su fundamentación mediante un análisis cuidadoso
Vamos, por tanto, a "hacer crítica", a ver cómo son los fundamentos de ese conocimiento que pretende llegar a cosas tan sublimes como Dios, la libertad y la inmortalidad. No sea que se nos caiga la casa si no hay fundamentos sólidos.
ATENCIÓN: El término "dogmático" (aceptado sin cuestionarse, sin crítica) se opone a "crítico"
Han de estar en todas las ciencias
¿Cómo son posibles?
Metafísica
¿Es posible como ciencia?
Tendremos que ampliar su uso o bien limitarlo, para evitar caer en conocimientos contradictorios
ha de ser posible, o bien ampliar la razón pura con confianza o bien ponerle barreras concretas y seguras.
"disposición"
No resiste comparación con las otras ciencias (ya vimos cómo Descartes decía que no había afirmación que no hubiera sido puesta en duda por alguien).
Pero la metafísica responde a una necesidad del hombre: tenemos una tendencia natural a esas cuestiones. Lo que haremos será planternos por qué.
Por lo que se refiere a la metafísica, la marcha negativa que hasta la fecha ha seguido hace dudar a todo el mundo, con razón, de su posibilidad. Esto por una parte; por otra, ninguna de las formas adoptadas hasta hoy por la metafísica permite afirmar, por lo que a su objetivo esencial atañe, que exista realmente.
No obstante, de alguna forma se puede considerar esa especie de conocimiento como dada y, si bien la metafísica no es real en cuanto ciencia, sí lo es, al menos, en cuanto disposición natural (metaphysica naturalis). En efecto, la razón humana avanza inconteniblemente hacia esas cuestiones, sin que sea sólo la vanidad de saber mucho quien la mueve a hacerlo. La propia necesidad la impulsa hacia unas preguntas que no pueden ser respondidas ni mediante el uso empírico de la razón ni mediante los principios derivados de tal uso. Por ello ha habido siempre en todos los hombres, así que su razón se extiende hasta la especulación, algún tipo de metafísica, y la seguirá habiendo en todo tiempo. Preguntamos, pues: ¿cómo es posible la metafísica como disposición natural?, es decir, ¿cómo surgen de la naturaleza de la razón humana universal las preguntas que la razón pura se plantea a sí misma y a las que su propia necesidad impulsa a responder lo mejor que puede?
Matemáticas/ Física
Son ciencias
Como tales ciencias ya están realmente dadas, es oportuno preguntar cómo son posibles, ya que el hecho de que deben serlo queda demostrado por su realidad.
Vamos a ver cómo son posibles, el porqué. De que son ciencias no podemos dudar...porque ahí están
¿Metafísica?
Al menos es lo que intenta, hacer juicios sintéticos a priori(veremos que no es posible).
Pone el ejemplo del origen del mundo: que tiene un origen. Kant dirá que esto es una antinomia o contradicción, pues se puede afirmar eso y su contrario; esto se debe a que está la razón yendo más allá de la experiencia posible, no aplicándose al mundo de los fenómenos.
En la metafísica (...) pretendemos ampliar nuestro conocimiento a priori. Para ello tenemos que servirnos de principios que añadan al concepto dado algo que no estaba en él y alejarnos tanto del mismo, mediante juicios sintéticos a priori, que ni la propia experiencia puede seguirnos, como ocurre en la proposición «El mundo ha de tener un primer comienzo» y otras semejantes. La metafísica no se compone, pues, al menos según su fin, más que de proposiciones sintéticas a priori.(ojo: esto es lo que intenta; la conclusión será que no es posible)
Física
Pone el ejemplo de la tercera ley de Newton (acción y reacción)
«en toda transmisión de movimiento, acción y reacción serán siempre iguales». Queda claro en ambas proposiciones no sólo que su necesidad es a priori y, por consiguiente, su origen, sino también que son sintéticas. En efecto, en el concepto de materia no pienso la permanencia, sino sólo su presencia en el espacio que llena. Sobrepaso, pues, realmente el concepto de materia y le añado a priori algo que no pensaba en él. La proposición no es, por tanto, analítica, sino sintética y, no obstante, es pensada a priori. Lo mismo ocurre en el resto de las proposiciones pertenecientes a la parte pura de la ciencia natural.
Sintética
Matemáticas
Entonces queda claro que, si bien el predicado se halla necesariamente ligado a dicho concepto, no lo está en cuanto pensado en éste último, sino gracias a una intuición que ha de añadirse al concepto.
No es fruto del análisis; es necesario, pero hay intución (conocimiento de la experiencia)
sintética
Pone dos ejemplos: 12=7+5. No sale de puro análisis (usamos los dedos originariamente). O la línea recta es la distancia más corta entre dos puntos.
Es precisa la intuición (término que significa conocimiento directo, por los sentidos en este caso).
Aquí el texto
Se podría pensar, de entrada, que la proposición 7 + 5 = 12 es una simple proposición analítica (...) El concepto de doce no está todavía pensado en modo alguno al pensar yo simplemente dicha unión de siete y cinco. Puedo analizar mi concepto de esa posible suma el tiempo que quiera, pero no encontraré en tal concepto el doce. Hay que ir más allá de esos conceptos y acudir a la intuición correspondiente a uno de los dos, los cinco dedos de nuestra mano, por ejemplo, o bien (como hace Segner en su Aritmética) cinco puntos, e ir añadiendo sucesivamente al concepto de siete las unidades del cinco dado en la intuición.
(...) De la misma forma, ningún principio de la geometría pura es analítico. «La línea recta es la más corta entre dos puntos» es una proposición sintética. En efecto, mi concepto de recto no contiene ninguna magnitud, sino sólo cualidad. El concepto «la más corta» es, pues, añadido enteramente desde fuera. Ningún análisis puede extraerlo del concepto de línea recta. Hay que acudir, pues, a la intuición, único factor por medio del cual es posible la síntesis.
Ante todo hay que tener en cuenta lo siguiente: las proposiciones verdaderamente matemáticas son siempre juicios a priori, no empíricos, ya que conllevan necesidad, cosa que no puede ser tomada de la experiencia.
Si son necesarios, han de ser a priori
Añaden
No en experiencia (son universales)
Sí de experiencia
Su contrario es posible
"Todos los cuerpos son pesados"
En todos los juicios en los que se piensa la relación entre un sujeto y un predicado (...) tal relación puede tener dos formas: o bien el predicado B pertenece al sujeto A como algo que está (implícitamente) contenido en el concepto A, o bien B se halla completamente fuera del concepto A, aunque guarde con él alguna conexión. En el primer caso llamo al juicio analítico; en el segundo, sintético.
Usando los Conjuntos de Venn, sería s
intético el de la izquierda, analítico el de la derecha
Quizá se entienda mejor así:
No experiencia
Su contrario no es posible
"Todos los cuerpos son extensos"
Se trata de averiguar cuál es el criterio seguro para distinguir el conocimiento puro del conocimiento empírico
Nos planteamos si existe algún criterio que nos permita distinguir lo puro, lo que está solo en el conocimiento, frente a lo empírico. Ya que hemos hecho la pregunta de si hay algo que procede solo del conocimiento...¿cómo podríamos reconocerlo? ¿cómo distinguirlo de lo que viene solo de la experiencia?
Con los ejemplos: ¿cómo reconocer el puro Ketchup, no mezclado con nada ajeno a él?
Eliminemos gradualmente de nuestro concepto empírico de cuerpo todo lo que tal concepto tiene de empírico: el color, la dureza o blandura, el peso, la misma impenetrabilidad. Queda siempre el espacio que dicho cuerpo (desaparecido ahora totalmente) ocupaba. No podemos eliminar este espacio.
Es un razonamiento similar al de Descartes cuando afirma que el mundo físico es "res extensa". Aquello que no se puede despojar, lo que no viene de la experiencia. (Dirá Kant que el espacio es nuestra forma de conocer)
Igualmente, si en el concepto empírico de un objeto cualquiera, corpóreo o incorpóreo, suprimimos todas las propiedades que nos enseña la experiencia, no podemos, de todas formas, quitarle aquélla mediante la cual pensamos dicho objeto como sustancia o como inherente a una sustancia, aunque este concepto sea más determinado que el de objeto en general. Debemos, pues, confesar, convencidos por la necesidad con que el concepto de sustancia se nos impone, que se asienta en nuestra facultad de conocer a priori.
Aquí aparece el concepto a priori o puro de "Sustancia" (es una de las categorías del entendimiento)
¿de dónde sacaría la misma experiencia su certeza si todas las reglas conforme a las cuales avanza fueran empíricas y, por tanto, contingentes? (31)
Esto es lo que ocurrió con Hume, al que acaba de citar.
la experiencia nunca otorga a sus juicios una universalidad verdadera o estricta, sino simplemente supuesta o comparativa (inducción), de tal manera que debe decirse propiamente: de acuerdo con lo que hasta ahora hemos observado, no se encuentra excepción alguna en esta o aquella regla.
Característica de la experiencia es que no sale universalidad. Tal es el problema de la inducción: no garantiza que sea así necesariamente, en todos los casos. Así lo afirma un poco más adelante:
La universalidad empírica no es, pues, más que una arbitraria extensión de la validez: se pasa desde la validez en la mayoría de los casos a la validez en todos los casos
, si se encuentra, en primer lugar, una proposición que, al ser pensada, es simultáneamente necesaria, tenemos un juicio a priori.
Un poco antes dice qué quiere decir "necesidad": no puede ser de otro modo
La experiencia nos enseña que algo tiene éstas u otras características, pero no que no pueda ser de otro modo
Pero, aunque todo nuestro conocimiento empiece con la experiencia, no por eso procede todo él de la experiencia. En efecto, podría ocurrir que nuestro mismo conocimiento empírico fuera una composición de lo que recibimos mediante las impresiones y de lo que nuestra propia facultad de conocer produce (simplemente motivada por las impresiones) a partir de sí misma.
En tal supuesto, no distinguiríamos esta adición respecto de dicha materia fundamental hasta tanto que un prolongado ejercicio nos hubiese hecho fijar en ella y nos hubiese adiestrado para separarla. Consiguientemente, al menos una de las cuestiones que se hallan más necesitadas de un detenido examen y que no pueden despacharse de un plumazo es la de saber si existe semejante conocimiento independiente de la experiencia e, incluso, de las impresiones de los sentidos.
Este va a ser el problema
Así, decimos que alguien que ha socavado los cimientos de su casa puede saber a priori que ésta se caerá, es decir, no necesita esperar la experiencia de su caída de hecho. Sin embargo, ni siquiera podría saber esto enteramente a priori, pues debería conocer de antemano, por experiencia, que los cuerpos son pesados y que, consiguientemente, se caen cuando se les quita el soporte. En lo que sigue entenderemos, pues, por conocimiento a priori el que es absolutamente independiente de toda experiencia, no el que es independiente de ésta o aquella experiencia. A él se opone el conocimiento empírico, el que sólo es posible a posteriori, es decir, mediante la experiencia.
Distingue "a priori" en sentido amplio y en sentido estricto.
A priori no es lo mismo que "puro", que son un tipo de "a priori": el que no tiene nada que proceda de la experiencia. Lo puro será, por tanto, lo que procede únicamente del sujeto.
puro
Entre los conocimientos a priori reciben el nombre de puros aquellos a los que no se ha añadido nada empírico. Por ejemplo, la proposición «Todo cambio tiene su causa» es a priori, pero no pura, ya que el cambio es un concepto que sólo puede extraerse de la experiencia.
No hay duda alguna de que todo nuestro conocimiento comienza con la experiencia. Pues ¿cómo podría ser despertada a actuar la facultad de conocer sino mediante objetos que afectan a nuestros sentidos y que ora producen por sí mismos representaciones, ora ponen en movimiento la capacidad del entendimiento para comparar estas representaciones, para enlazarlas o separarlas y para elaborar de este modo la materia bruta de las impresiones sensibles con vistas a un conocimiento de los objetos denominado experiencia? Por consiguiente, en el orden temporal, ningún conocimiento precede a la experiencia y todo conocimiento comienza con ella.