Durante la época novohispana, la economía se estructuraba en diferentes sectores que contribuían al bienestar y desarrollo de la sociedad. El comercio desempeñaba un papel crucial en el intercambio de bienes como alimentos, herramientas, vestimentas y textiles, mientras que la ganadería se centraba en la alimentación de los animales y la producción de productos derivados como queso, huevos, leche y carne.