door alberto enrique alarcon camones 3 jaren geleden
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Los informes psicológicos sí cuentan: el caso de Daniel Hoffman contra la Junta Educativa de Nueva York
El caso de Daniel Hoffman contra la Junta Educativa de Nueva York subraya la relevancia de los informes psicológicos en la toma de decisiones educativas. Durante el juicio, se evidenció que la evaluación inicial del Sr.
Los informes psicológicos sí cuentan: el caso de Daniel Hoffman contra la Junta Educativa de Nueva York
El caso de Daniel Hoffman contra la Junta Educativa de Nueva York es aleccionador porque ilustra el importante papel que juegan las pruebas y los informes psicológicos en la vida de las personas
Veredicto y apelaciones
Inicialmente el caso se juzgó frente a un jurado que falló a favor del Sr. Hoffman otorgándole $750 000 dólares en daños y perjuicios.
Procedimientos inadecuados de evaluación
Durante el juicio se demostró que el psicólogo que había evaluado al Sr. Hoffman en el jardín de niños no había entrevistado a la madre de Daniel, obtenido los antecedentes sociales ni discutido los resultados de la evaluación con la madre de Daniel.
Exclusión del programa de capacitación
Por un curioso azar del destino, las pruebas que ocasionaron que al Sr. Hoffman se le enviara a educación especial, también representaron un papel importante en que se le excluyera de un programa especial de talleres durante su adolescencia tardía.
Base del litigio
Daniel Hoffman, demandó a la Junta Educativa de Nueva York por los daños y perjuicios resultantes de su colocación en clases para individuos con retraso mental.
la Junta había sido negligente al no utilizar, o negarse a seguir, los procedimientos adecuados para la reevaluación recomendada de la inteligencia del Sr. Hoffman.
la Junta había sido negligente en sus procedimientos de evaluación y colocación del Sr. Hoffman, lo que había ocasionado, o permitido, que se le ubicara en un ambiente educativo para niños con retraso mental
Postura de la Junta Educativa
La Junta Educativa sostuvo que el CI de 74 del Sr. Hoffman, obtenido por medio de la Escala de Inteligencia Stanford-Binet, cuando éste tenía 5 años 9 meses de edad, indicaba que su colocación en una clase para niños con retraso mental era apropiada.