En el análisis de los capítulos 32 al 34 del Éxodo, se observa una serie de eventos que reflejan una profunda crisis moral y social dentro del pueblo de Israel. Moisés, al ver que su gente ha transgredido los mandamientos divinos, experimenta una ira intensa que lo lleva a quebrar las tablas de la ley en un acto cargado de simbolismo y connotaciones rituales.