Cuando las personas nos comunicamos lo hacemos no solo con palabras, sino con todo nuestro ser, con el cuerpo, el rostro, la mirada, el tono de voz, nuestros principios y valores, etc. Y debe haber congruencia entre el lenguaje verbal y el no verbal.
Para que la comunicación sea efectiva debemos considerar tres “puertas”:
Calidez o Afecto.
Necesidad
Verdad
Modelos Contaminados
Conciliador o aplacador: Intenta aplacar a fin de evitar el enojo del otro, se disculpa, quiere agradar, ser aceptado, siempre está de acuerdo, busca la aprobación de los demás. Las expresiones más comunes del conciliador son: “Como tú prefieras”, “Lo que dices me parece bien”, “Lo que decidas está correcto”, etc.
Evasivo o distractor: Ignora la amenaza, busca mecanismos para enfocar la atención en otro tema, se dispersa, es esquivo, evita la confrontación, por lo tanto, no resuelve los conflictos.
Racionalista o calculador: Adopta una actitud correcta, sensata, serena, razonable en exceso, fría, sin reflejo de emociones. Utiliza un lenguaje intelectual para afrontar la amenaza, recurre a citas, explicaciones científicas, emite frases como: “Según señala tal autor”, “Como lo señala la ley”.
Inculpador: Tiene dos enfoques
La víctima: Emplea oraciones como: “yo tengo la culpa”, “todo me pasa a mí”
El victimario: es el acusador, autoritario, tiene una actitud de superioridad, impone sus opiniones, busca defectos, critica y culpa a los demás. Utiliza frases como: “Tú tienes la culpa”, “Yo tengo la razón, es como digo y punto”, “Siempre te equivocas”.