creatividad e inteligencia
La creatividad es un subconjunto de la inteligencia
En su modelo de estructura del intelecto, GUILFORD (1967) sugiere que existen tres dimensiones básicas de la inteligencia, que forman un cubo.
1) operaciones –cognición, memoria, producción de divergencia, de convergencia, evaluación 2) contenido –figurativo, simbólico, semántico, conductual 3) productos –unidades, clases, relaciones, sistemas, transformaciones, implicaciones.
Lo más importante para la creatividad es la Producción de Divergencia, que implica una búsqueda extensa de información y la generación de numerosas respuestas originales a los problemas, como opuestas a una única respuesta correcta, de lo que se ocupa la Producción de Convergencia. Como la producción de divergencia es simplemente una de las cinco operaciones del intelecto, la creatividad puede considerarse un subconjunto de la inteligencia.
La inteligencia es un subconjunto de la creatividad
Una teoría representativa de este tipo es la teoría de la inversión en creatividad de STERNBERG y LUBART (1991, 1995, 1996) (vid. también RUBENSON & RUNCO, 1992, para un enfoque similar en el que los teóricos postulan la existencia de potencial creativo en cada individuo como el producto de una serie de inversiones y endeudamientos iniciales en habilidades creativas)
STERNBERG y LUBART (1995) arguyen que hay siete elementos principales que convergen para formar la creatividad: inteligencia, conocimiento, estilo en el pensamiento, personalidad, motivación y entorno.
De acuerdo con la teoría, tres aspectos de la inteligencia son claves para la creatividad: las habilidades sintéticas, analíticas y prácticas. Estos tres aspectos están tomados de STERNBERG (1985a, 1988, 1996), de su teoría triádica de la inteligencia. Se consideran interactivos y funcionan conjuntamente en el comportamiento creativo.
La creatividad y la inteligencia son dos conjuntos que se solapan
La visión de creatividad e inteligencia como conjuntos que se solapan implica que en algunos casos estas dos capacidades son similares, pero en otros aspectos ambas se muestran bien diferentes.
MEDNICK (1962) diseñó un test de 30 elementos objetivos de 40 minutos para medir la habilidad creativa denominado el test de Remotos Asociados (RAT). sugiere que la creatividad y la inteligencia están muy relacionadas, son conjuntos que se solapan.
Otra perspectiva que ha planteado un modelo de círculos solapándose para la creatividad y la inteligencia usa las teorías implícitas de la gente, o las concepciones populares, de inteligencia y creatividad.
Estos hechos sugieren otra conceptualización de la relación entre creatividad e inteligencia, en la que ambas se solapan (p. ej., la gente creativa necesita cierto nivel de CI) pero en la que no son idénticas. RENZULLI (1986) por ejemplo, ha propuesto un modelo en “tres anillos” en el que el talento es la intersección entre una habilidad por encima de la media (como la que registran los sistemas de medición convencionales), creatividad, e implicación en la tarea. Así, los círculos de la habilidad y la creatividad se solapan.
La creatividad y la inteligencia son esencialmente lo mismo (conjuntos coincidente)
HAENSLY y REYNOLDS (1989) argumentan que creatividad e inteligencia deben verse como un “fenómeno unitario”, es decir, un conjunto unido. Proponen que la creatividad es una expresión de la inteligencia.
WEISBERG (1986, 1988, 1993) y LANGLEY et al. (1987) han indicado que los mecanismos subyacentes en la creatividad no son distintos de los que implica la solución normal de problemas cuya naturaleza no indica, aparentemente, que requieran del pensamiento creativo.
PERKINS (1981) llama a esta perspectiva la perspectiva del “nada especial”. De acuerdo con ella, si queremos entender la creatividad, no tenemos más que revisar los estudios que se hicieron sobre resolución de problemas.
La creatividad y la inteligencia no tienen relación alguna (conjuntos separados)
Un número de investigadores se han tomado grandes molestias para demostrar que la creatividad es diferente de la inteligencia, es decir, que constituyen conjuntos separados de elementos. (p. ej. GETZELS y JACKSON 1962, TORRANCE 1975, WALLACH y KOGAN 1965). Aunque ninguno de ellos sugiere, y muchos explícita mente niegan que la creatividad y la inteligencia estén completamente separadas, claramente insisten en esa dirección.
HAYES (1989), la creatividad y el coeficiente intelectual no están intrínsecamente relacionados. Sin embargo, para desarrollar la creatividad en un campo, debemos alcanzar una profesión con cierto grado de libertad de expresión.