Profunda tristeza e incertidumbre, se reconoce la verdad y se crea un gran dolor y vacío, donde muchas cosas pierden sentido. Los padres se muestran impacientes, con agotamiento físico y mental, llanto y sentimientos encontrados, que particularmente, hacen que esta etapa pueda extenderse por mucho tiempo
Es una etapa en la que se necesita mucha comunicación verbal, se tiene mucho para compartir. Tal vez se transmite más acariciando la mano o simplemente permaneciendo en silencio a su lado. Son momentos en los que la excesiva intervención de los que lo rodean para animarlo, le dificultarán su proceso de duelo
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Ira
Aquí el individuo reconoce que la negación no puede continuar y es sustituida por la rabia, la envidia y el resentimiento; surgen todos los por qué.
Suelen quejarse por todo; todo les viene mal y es criticable. Luego pueden responder con dolor y lágrimas, culpa o vergüenza.
Negación
La persona ha comprendido cuál es su situación pero quisiera que las condiciones cambiaran, por lo que intenta llegar a un acuerdo para superar la traumática vivencia.
En esta etapa se reconoce la verdad pero siguen cuestionándose, quizás empiezan a trabajar con los niños, pero los padres siguen buscando respuestas.
Negociación
La negación es solamente una defensa temporal para el individuo. Este sentimiento es generalmente remplazado por una aceptación parcial, la negación nos permite amortiguar el dolor ante una noticia inesperada e impresionante; permite recobrarse.
Consiste en el rechazo consciente o inconsciente de la realidad de los hechos, donde se busca amortiguar ese shock que nos produce dolor, negando la situación de los hijos y no haciendo nada al respecto, perdiendo tiempo valiosísimo de intervención.
Se acepta la verdad y sigue doliendo pero se tienen en mente cosas por hacer. Los padres comienzan por reconocer las oportunidades que sus hijos pueden tener ante la discapacidad; inician relaciones con similares y buscan apoyo en su beneficio