Procesos de Duelo
Las Perdidas y sus Duelos
QUE ES EL DUELO ?
Es el conjunto de procesos psicológicos y psicosociales que siguen a la pérdida de una persona con la que el sujeto en duelo, el deudo estaba psicosocialmente vinculado.
El duelo es esa experiencia de dolor, lástima, aflicción o resentimiento que se manifiesta de diferentes maneras, con ocasión de la pérdida de algo o de alguien con valor significativo.
Por lo tanto podemos afirmar que el duelo es un proceso normal, una experiencia humana por la que pasa toda persona que sufre la pérdida de un ser querido.
La forma en que comprendemos el proceso de duelo está relacionada con la forma en que manejamos la muerte en el medio cultural en el que nos movemos y ha ido evolucionando según las distintas épocas por las que ha atravesado la humanidad.
En los siglos XIV al XVIII
El dolor y la agonía con sufrimiento
adquieren un notable valor religioso y se consideraba una muerte adecuada.
La muerte ha dejado de considerarse una parte de la vida, su final, convirtiéndose en algo molesto de lo que ya no se habla
ni tan siquiera con quien la está vivenciando cercana.
La actitud social ante los duelos, en nuestro medio, es de presión hacia su ocultación y aislamiento.
En épocas anteriores era habitual que la muerte fuera mucho más pública de lo que es ahora. La gente solía morir en sus casas, entre la familia, amigos y vecinos, el enfermo se preparaba consciente y lúcida mente.
Hoy, sin embargo, ha cambiado la forma de morir, se prefiere en general una muerte rápida, instantánea, sin darse cuenta uno que se muere.
En las culturas
La expresión de dolor individual tiene un sitio en el marco del ritual del duelo público, sin embargo en nuestro medio social actual aparece relativamente controlada y poco expresiva.
Cada día más, los familiares prefieren realizar los funerales y/o entierro en la más estricta intimidad.
Por hondo que sea el dolor de los deudos no está bien visto manifestarlo de una manera pública y en la práctica no se hace.
PARA: F. Torralba
Afirma que el ser humano es vulnerable significa decir que es frágil, que es finito, que está sujeto a la enfermedad y al dolor, al envejecimiento y a la muerte.
El ser humano es vulnerable y ello afecta a todas
y cada una de las dimensiones o facetas.
La vulnerabilidad está arraigada a su ser, a su
hacer y a su decir.
Decir que es vulnerable, significa afirmar que no es eterno, que no es omnipotente, que puede acabar en cualquier momento. Significa afirmar que lo que hace puede ser indebido, que lo que dice con sus palabras o sus silencios pueden ser equívocos.
Modelos del Duelo
FREUD
Define los objetivos de la elaboración del duelo en:
La retirada de la libido invertida en el objeto.
Su sana reinversión en otro objeto.
Creó un modelo de duelo muy directamente inspirado por la
depresión, la melancolía, y en el cual las relaciones con los demás, con los “objetos”, son el elemento fundamental de la pérdida que se experimenta con el duelo, es decir, cuando se pierde afectiva-mente algo o a alguien significativo, se pierde una parte del yo, del mundo interno, de la estructura personal.
Melaine Klein
Insistió en que cada duelo reaviva la ambivalencia residual, nunca completamente elaborada, con respecto a nuestro objeto primigenio.
Supone alteraciones más profundas de nuestra relación con nuestros recuerdos, con nuestras representaciones mentales conscientes e inconscientes que nos vinculan con la madre, el padre, la familia originales.
Bowlby
Otro modelo es el de la teoría del vínculo de Bowlby. Esta teoría describe el desarrollo psicoemocional sano en el ser humano.
La persona desarrolla de forma instintiva vínculos (apegos).
El mantenimiento de un vínculo se experimenta como fuente de seguridad y dicha.
La meta de la conducta de apego es mantener un vínculo afectivo. Cuando tales vínculos se ven amenazados o rotos, se suscitan intensas reacciones emocionales.
Parkes
Ha sido otro estudioso del tema con su teoría de constructo personales, sugiriendo que la experiencia de duelo da lugar a grandes cambios en el espacio vital del individuo.
En el duelo, el individuo debe renunciar a los constructos acerca del mundo que incluía al fallecido y a el mismo en relación al fallecido, y por lo tanto, ha de desarrollar un nuevo esquema de constructor acerca del mundo acorde a sus nuevas circunstancias vitales.
Fases del Duelo
1. FASE DE ATURDIMIENTO O ETAPA DE SHOCK
Es como un sentimiento de incredulidad; hay un gran desconcierto. La persona puede funcionar como si nada hubiera sucedido.
Otros, en cambio, se paralizan y permanecen inmóviles e inaccesibles.
En esta fase se experimenta sobre todo pena y dolor.
El shock es un mecanismo protector, da a las personas tiempo y oportunidad de abordar la información recibida, es una especie de evitación de la realidad.
2. FASE DE ANHELO Y BÚSQUEDA
Marcada por la urgencia de encontrar, recobrar y reunirse con la persona difunta, en la medida en que se va tomando conciencia de la pérdida, se va produciendo la asimilación de la nueva situación. La persona puede aparecer inquieta e irritable.
Esa agresividad a veces se puede volver hacia uno mismo en forma de autorreproches, pérdida de la seguridad y autoestima.
3. FASE DE DES-ORGANIZACIÒN Y DESESPERACIÓN
En este periodo que atraviesa el deudo son marcados los sentimientos depresivos y la falta de ilusión por la vida.
Se experimenta una tristeza profunda, que puede ir acompañada de accesos de llanto incontrolado.
El deudo va tomando conciencia de que el ser querido no volverá.
La persona se siente vacía y con una gran soledad. Se experimenta apatía, tristeza y desinterés.
4. FASE DE RE-ORGANIZACIÒN
Se van adaptando nuevos patrones de vida sin el fallecido, y se van poniendo en funcionamiento todos los recursos de la persona. El deudo comienza a establecer nuevos vínculos.
Subtopic
Vivencias de la Persona en Duelo
En general en todos los duelos existirán muchas características comunes, puesto esto que parten de una información básica heredada y en íntima relación con nuestra supervivencia.
Sin embargo, la experiencia, el aprendizaje, la personalidad, y otra serie de factores externos, como pueden ser otros vínculos, moldearan de forma individual la respuesta de duelo en cada individuo.
La expresión de duelo no es universal, ni uniforme, ni homogénea, y posee diferentes matices, expresiones, ritos y comprensiones desde variables socioculturales.
En efecto, nunca hay que olvidar que las manifestaciones de duelo no son universales, generalizables, sino que vienen
mediadas por la cultura en las que sucede.
Dimensiones
FÍSICA
Se refiere a las molestias físicas que pueden aparecer a la persona en duelo.
Sequedad de boca , dolor o sensación de “vacío” en el estómago, alteraciones del hábito intestinal, opresión en el pecho, opresión en la garganta, hipersensibilidad a los ruidos, disnea, palpitaciones, falta de energía, tensión muscular, inquietud,etc..
Algunas investigaciones han demostrado que las situaciones de estrés están íntimamente relacionadas con la inmunodepresión y, por tanto, el organismo humano es más vulnerable a enfermar.
Y obviamente la muerte de un ser querido es una de las experiencias más estresantes
EMOCIONAL
Aquí señalamos los sentimientos que el deudo percibe en su interior. Los más habituales son: sentimientos de tristeza, enfado, rabia, culpa, miedo, ansiedad, soledad, desamparo e impotencia, añoranza y anhelo, cansancio existencial, desesperanza, abatimiento, alivio y liberación, sensación de abandono, amargura y sentimiento de venganza.
Los estados de ánimo pueden variar y manifestarse con distintas intensidades.
Los más habituales son: sentimientos de tristeza, enfado, rabia, culpa, miedo, ansiedad, soledad, desamparo e impotencia, añoranza y anhelo, cansancio existencial, desesperanza,etc..
COGNITIVA
Se refiere a lo mental.
Dificultad para concentrarse, confusión, embotamiento mental, falta de interés por las cosas, ideas repetitivas, generalmente relacionadas con el difunto, sensaciones de presencia, olvidos frecuentes.
CONDUCTUAL
Se refiere a cambios que se perciben en la forma de comportarse con respecto al patrón previo.
Aislamiento social, hiperactividad o inactividad, conductas de búsqueda, llanto, aumento del consumo de tabaco, alcohol, psicofármacos u otras drogas.
SOCIAL
Resentimiento hacia los demás, aislamiento social.
ESPIRITUAL
Se replantean las propias creencias y la idea de trascendencia así como preguntas sobre el sentido de la muerte y de la vida.
Factores Predictores de Duelo de Riesgo
Circunstancias alrededor de la muerte ya sea repentina o inesperada.
Pérdida ambigua. Muertes traumáticas de la muerte (suicidio, asesinato ,etc.). Pérdidas múltiples. Muerte de un niño, de un joven. Relación con la persona fallecida. etc...
Formas Diferentes del Duelo
La presencia o no de duelo patológico se va a caracterizar, fundamentalmente, por la intensidad y la duración de la reacción emocional.
Parece que las personas que en su niñez más temprana no han sido estimuladas posteriormente tienen dificultades para desprenderse, tienden a aferrarse, y por eso les resulta tan difícil elaborar el duelo.
ANTICIPATORIO
Es un tipo de duelo en el que el deudo ya ha empezado la elaboración del dolor de la pérdida sin que esta haya ocurrido todavía.
Es una forma de anticipar la pérdida que irremediablemente ocurrirá en un corto periodo de tiempo.
Este tipo de duelo es relativamente frecuente cuando el ser querido se encuentra en una situación de terminalidad, aunque no haya fallecido. Es una forma de adaptación a lo que va a llegar.
CRÓNICO
El deudo se queda como pegado en el dolor, pudiéndolo arrastrar durante años, unido muchas veces a un fuerte sentimiento de desesperación.
La persona es incapaz de rehacer su vida, se muestra absorbida por constantes recuerdos y toda su vida gira en torno a la persona fallecida, considerando como una ofensa hacia el difunto restablecer cierta normalidad.
CONGELADO O RETARDADO
Se le conoce también como duelo inhibido o pospuesto.
Se presenta en personas que, en las fases iniciales del duelo no dan signos de afectación o dolor por el fallecimiento de su ser querido.
Se instaura en el deudo una especie de prolongación del embotamiento afectivo, con la dificultad para la expresión de emociones y les cuesta reaccionar a la perdida.
ENMASCARADO
La persona experimenta síntomas (somatizaciones) y conducta que le causan dificultades y sufrimiento, pero no las relaciona con la pérdida del ser querido.
El deudo acude frecuentemente a los médicos aquejados de diferentes disfunciones orgánicas, pero calla el hecho de su pérdida reciente, ya que no lo relaciona con ello.
EXAGERADO
También llamado eufórico.
Este tipo de duelo puede adquirir tres formas diferentes:
Caracterizado por una intensa reacción de duelo. En este caso habrá que estar atentos a las manifestaciones culturales para no confundirlo con ellas.
Negando la realidad de la muerte y manteniendo, por lo tanto, la sensación de que la persona muerta continua viva.
Reconociendo que la persona sí falleció, pero con la certeza exagerada de que esto ocurrió para beneficio del deudo.
AMBIGUO
Es la que más ansiedad provoca ya que permanece sin aclarar
Los deudos perciben a determinada persona como ausente físicamente pero presente psicológicamente, puesto que no es seguro si está viva o muerta, ya que no se ha localizado el cuerpo
Esta forma de duelo ambiguo aparece muy frecuentemente en catástrofes y desparecidos por distinta índole.
También es muy común en personas con demencias muy avanzadas o que han sufrido daño cerebral y se encuentran en estado vegetativo persistente.
NORMAL
Es el duelo más frecuente se caracteriza por diferentes vivencias en todas las dimensiones de la persona.
Características del duelo normal: Aturdimiento y perplejidad ante la pérdida.
• Dolor y malestar.
• Sensación de debilidad.
• Pérdida de apetito, peso, sueño.
• Dificultad para concentrarse.
• Culpa, rabia.
• Momentos de negación.
Intervención en Duelo
La pérdida de alguien significativo produce una amplia gama de reacciones que pueden y deben considerarse como normales y adaptativas, tal y como hemos visto en apartados anteriores.
Para poder considerar un duelo como posible patológico, deberíamos tener en cuenta los siguientes criterios:
Falta de respuesta o respuesta débil durante las semanas que siguen a la pérdida.
Tras las primeras semanas persisten emociones muy intensas de rabia, resentimiento, tristeza o culpa.
Miedo desmesurado a la enfermedad y a la muerte, hipocondría, consultas frecuentes al médico.
El deudo no puede hablar durante la entrevista del fallecido sin experimentar un intenso dolor.
La persona que ha sufrido la pérdida no quiere desprenderse de ninguna pertenencia material que pertenecía al difunto, o, por el contrario, se deshace precipitadamente de todos los objetos (evitación fóbica).
Impulsos destructivos y autodestructivos con abuso del tabaco, alcohol. En su grado extremo puede llevar a realizar intentos de suicidio.
El deudo no hace la menor referencia a la pérdida, evitando cualquier circunstancia que pudiera recordarle.
El doliente ha desarrollado síntomas físicos como los que experimentaba el fallecido antes de la muerte, incluso imita a éste en gestos, conductas, etc.
El deudo realiza cambios radicales en su estilo de vida después de la muerte de su ser querido.
Cuando a los 2 o 3 años de la pérdida no hay una clara evolución satisfactoria. Si la persona presenta una larga historia de depresión subclínica, marcada por la culpa persistente y baja autoestima.
Con el tiempo debemos encaminarnos a aceptar la pérdida para reconocer que el ser querido ha muerto, debemos utilizar el tiempo para expresar de forma honesta y auténtica los sentimientos que acompañan la pérdida
El tiempo, además debe emplearse para aprender a vivir sin esa persona. Ese tiempo estará bien invertido si se recupera el interés por la vida, se reconstruye el sentido de esta y se logra volver a gozar de la existencia.
Para recuperarse hay que permitirse bucear en una misma, en uno mismo y descubrir los sentimientos que habitan en nuestro interior, sin censurar, sin negar, pero tampoco recreándonos en ellos y enganchándonos, sino dejándolos ir
Es cierto que habrá momentos difíciles y emociones intensas que amenacen con rompernos. Habrá que atravesar esos desiertos con la esperanza de un mañana mejor.
Aceptar la realidad de la perdida
La tarea del duelo es afrontar plenamente la realidad de que la persona está muerta, que se ha marchado y no volverá. Parte de la aceptación de la realidad es asumir que el reencuentro es imposible, al menos en esta vida tal y como la concebimos.
La negación proporciona un alivio transitorio de la dura realidad psicológica de una pérdida potencial. Pero la negación es un problema en si mismo, cuando, en sus formas extremas, impide una transformación que permita seguir adelante con la vida.
Para favorecer la consecución de esta tarea es importante acercarse a todas las evidencias que nos lleven a constatar que nuestro ser querido ha muerto, como hablar de la pérdida, contar las circunstancias de la muerte de manera objetiva, visitar el cementerio o lugar donde se han depositado las cenizas.
Esta tarea es más complicada de realizar en muertes repentinas e inesperadas, o en la muerte de los niños y niñas.
Otra manera habitual de protegerse de la realidad es negar el significado de la pérdida. De esta manera, la pérdida se puede ver como menos significativa de lo que realmente es.
La persona en duelo puede ser intelectualmente consciente de la pérdida mucho antes de que las emociones le permitan aceptar plenamente la información como verdadera.
La negación también adquiere la forma de no sentir el dolor, bloquear los sentimientos que están presentes. A veces se refuerza esta actitud evitando pensamientos dolorosos. Idealizar al difunto, evitar las cosas que le recuerdan a él o a ella y usar alcohol, drogas o psicofármacos son otras maneras en que la gente refuerza la negación.
Trabajar las emociones y el dolor de la perdida
No todo el mundo experimenta el dolor con la misma intensidad ni lo siente de la misma manera, pero es imposible perder a alguien a quien se ha estado profundamente vinculado sin experimentar cierto nivel de dolor.
La segunda tarea es la negación de esta segunda tarea, es no sentir, bloquear los sentimientos y negar el dolor que está presente. A veces se paraliza esta tarea evitando pensamientos dolorosos.
El objetivo de esta tarea es conseguir que la persona no arrastre el dolor de la pérdida a lo largo de su vida.
En conclusión, la expresión de las emociones, ante alguien que escucha, se convierte en una tarea necesaria para la elaboración del duelo.
Es imprescindible para la superación del duelo, que la persona exprese tal como vive y siente sus emociones, sin censuras, por horribles que le parezcan los sentimientos, el deudo debe dejarles espacio y se deben expresar para liberarse de ellos.
Las emociones pueden estar acompañadas por sensaciones corporales. También pueden aparecer trastornos de la alimentación y alteraciones perceptivas como ilusiones o alucinaciones.
Adaptarse a un medio en el que el fallecido esta ausente
1ERA TAREA
El deudo no es consciente de todos los roles que desempeñaba la persona fallecida hasta algún tiempo después de su muerte.
Desarrollar nuevas habilidades y asumir roles que antes desempeñaba la persona fallecida.
Se aprende a vivir solos, solas, a tomar decisiones sin el otro, sin la otra; a desempeñar tareas que antes hacía con el difunto, la difunta, o que compartía con el o ella.
2DA TAREA
El duelo nos obliga a solucionar los problemas que surgen de la carencia del ser querido.
Reforzar el desprenderse del ser querido sin renunciar a su recuerdo, que nos facilite vivir sin la otra persona.
3ERA TAREA
Es no adaptarse a la pérdida.
4TA TAREA
Se entorpece manteniendo el apego del pasado en vez de continuar formando otros nuevos.
Algunas personas encuentran la pérdida tan dolorosa que se hacen la promesa de no volver a querer nunca más
Es un proceso con altibajos porque, en ocasiones, en fechas señaladas, en aniversarios, se dispara de nuevo el dolor, la impotencia, la tristeza que creíamos superada.
Para que esta cuarta tarea se pueda completar habrá que haber realizado con éxito las tres anteriores
Final del duelo
Ocurrirá cuando encontremos motivos para vivir, y podamos volver a vincularnos con aquello que la vida nos ofrece, sin olvidar, ni dejar de amar a quien estuvimos unidos, unidas y nos dejó.
Resolver un duelo es sentirse mejor, y para ello, requerirá la atención del doliente, intención de cambiar, fuerza de voluntad y valor.
SIGNOS DEL DUELO RESUELTO
Cuando la persona es capaz de pensar en el o la fallecida sin dolor.
Consigue disfrutar de los recuerdos, sin que estos traigan dolor, resentimiento o culpabilidad.
Sin descartar que pueda sentirse triste de vez en cuando, pero las acepta y además consigue hablar de esas emociones con libertad
Cuando la persona recupera el interés por la vida, cuando se siente más esperanzada, cuando experimenta gratificación de nuevo y se adapta a nuevos roles.
Cuando la persona puede volver a invertir sus emociones en la vida y en los vivos.
Duelo en Niños
LOS NIÑOS Y LA
MUERTE
La muerte en niños se considera un hecho excepcional, raro, tal como describe Christine Eiser: «en nuestra
época y cultura, en que tener buena salud es normal,
la gran mayoría de padres presupone la salud de sus
hijos y que ellos les sobrevivirán».
Hemos creado el mito de que ellos “sufren menos”, que se dan
menos cuenta de los procesos de enfermedad, dolor y
sufrimiento, y a menudo escuchamos frases hechas como éstas: “los niños se adaptan a todo”, “con un poco de tiempo se olvidarán” o “si los distraemos no sufrirán”.
Estas creencias ayudan en el imaginario social a evitar hablar
de la muerte y el duelo a los niños, pero no están en absoluto
basadas en evidencias o estudios.
El niño o el joven que ha sido educado evitando la muerte, cuando le llega la pérdida, se encuentra como un náufrago en medio, no sólo del dolor sino también de la incertidumbre y muchas veces de la soledad.
E s Importante hablar de Muerte a los Niños
De forma adecuada al nivel de desarrollo y a su ritmo para poder adaptarse sus respectivas etapas
A pesar de que la muerte sea un concepto muy abstracto, el niño, desde pequeño es capaz de entender que es un hecho de alto impacto emocional.
A medida que el niño se desarrolla
la idea de muerte se va transformando, incluyendo aspectos más abstractos y elaborados
Es necesario que se desarrollen una serie de
subconceptos para poder entender la muerte,
como son
La disfuncionalidad: entender que las
funciones corporales se detienen.
La irreversibilidad: lo que sucede no se puede
modificar.
la universalidad: implica que la
muerte llega a todo el mundo
inexorabilidad: Que también le pasará a uno
mismo.
¿Por que hablar con los niños de la muerte?
La muerte forma parte de la
vida, de cómo entendemos y
de cómo vivimos la vida.
El niño que convive con la verdad
es capaz de afrontar la vida: le
protegemos cuando hablamos, no
cuando lo evitamos (sobreproteger
es desproteger).
La muerte es un tema tabú en
nuestra sociedad, si no hablamos,
no se desarrolla el concepto o se
hace de forma muy irregular
Tener un concepto de muerte
elaborado ayudara a tener un
espacio mental donde situar la
experiencia en caso de que llegue
alguna perdida cercana. No evitara el
dolor. Pero si la desorientación y
parte de la incertidumbre.
La muerte está presente en
medios de comunicación en
hechos reales, en cuentos y
juegos, pero eludimos la muerte
como tema cotidiano y
relacionado con la propia
experiencia vital.
Siempre es peor lo que uno
imagina que lo que se puede
hablar
Manifestaciones del Niño
En el caso de duelo infantil una de las primeras dificultades que se presenta es sabes reconocer que el niño pasa por un proceso de duelo.
Las manifestaciones del niño en duelo son más
variadas que en el adulto y no siempre son directas
Con mucha frecuencia los niños alternan periodos de
absoluta normalidad con momentos de gran desesperanza, o tardan meses en expresarlo y cuando lo hacen es en forma conductual, o muy pronto aprenden a contener sus emociones cuando ven a los padres o familiares.
Etapas Evolutivas en el niño
PREESCOLAR (2-5 AÑOS)
·Considera la muerte como temporal, reversible y de
causa extrema.
·Egocentrismo mágico: todo lo que acontece tiene
relación con el mismo, riesgo de considerar la muerte
como un castigo
. Confunde deseos y pensamientos con eventos.
·Preguntas muy concretas y repetitivas
. Quiere la misma respuesta.
·Explicar la muerte como no-funcionalidad. Alejada de la
realidad cotidiana, y de lo que ve o toca, pero no puede
entender todavía el no-lugar o el cambio de estado.
·Evitar símbolos o metáforas, las entiende literalmente.
·Los cuentos pueden ayudar.
ETAPA ESCOLAR (6-11
AÑOS)
·Pensamiento pre operacional tardío y operacional
concreto
. Inicia la comprensión del no retorno, la universalidad y
la causalidad (puede empezar a entender causa- efecto).
·Mucha curiosidad por temas relacionados con la muerte y
el morir. Si los dejamos, preguntan mucho.
·Empieza a aparecer el miedo a que mueran los padres o
uno mismo.
·Iniciar simbolización y abstracción: podemos introducir el
cambio de estado.
ADOLESCENTES
·Etapa identitaria en la que se mezclan factores de
desarrollo físico y fisiológico así como desarrollo
cognitivo (la adquisición del pensamiento formal y social),
y la búsqueda del rol.
·Se empieza a plantear la muerte de forma abstracta y
existencial.
·Se cuestiona las explicaciones recibidas. Necesita ser
escuchado y entendido.
·Ayudaran las lecturas, poesía, música…
Dificultades para Identificar el Proceso de Duelo
Los niños presentan además, dificultades para identificar lo que les está
pasando, el estado de ánimo y "poner nombre" a lo que sienten.
Se expresan con frecuencia a través de la conducta o somatizaciones.
Todo esto hace que cueste identificar el proceso de duelo en los niños.
EL ARTÍCULO «THE
PEDIATRICIAN AND
THE CHILDHOOD
BEREAVEMENT»
Hace hincapié en la necesidad de que los
pediatras, profesionales sanitarios y otros
profesionales que trabajan con niños tomen
conciencia del duelo infantil e insiste en la
figura del pediatra para dar apoyo y guía en
este proceso.
Insiste en el tema, no sólo la necesidad de apoyar el duelo
infantil, sino el de toda la familia cuando ha muerto un
niño, señalando como dificultades la falta de preparación o la sobre implicación emocional que representa para los propios profesionales.
Manifestaciones mas frecuentes del Duelo segun Edades
PREESCOLAR (2-5 AÑOS
DUELO NORMAL
·INICIALMENTE NO SUELEN MOSTRAR NINGUNA REACCIÓN (NO COMPRENSIÓN), PUEDEN
MANTENER LA CAPACIDAD DE JUGAR Y REÍR EN MOMENTOS DE DESESPERACIÓN.
·PUEDEN HABER REGRESIONES Y PÉRDIDAS DE CAPACIDADES YA ADQUIRIDAS (ENURESIS NOCTURNA, CHUPAR EL PULGAR…)
·DIFICULTAD PARA COMPRENDER LA IRREVERSIBILIDAD DE PERMANENCIA. PUEDE SEGUIR PREGUNTANDO REPETIDAMENTE, DURANTE MESES, CUANDO VOLVERÁ LA PERSONA MUERTA.
·PUEDE SENTIRSE ASUSTADO POR LAS REACCIONES DE SUELO DEL ENTORNO. AUMENTAN LOS MIEDOS EN GENERAL.
·DESEO DE “REEMPLAZO”: PREGUNTAR A MAMA POR QUÉ NO BUSCA OTRO PAPA, OTRO HERMANITO.
SIGNOS DE ALERTA
·Ansiedad de separación persistente después de volver a la rutina.
·Persistencia de comportamientos regresivos superior a los 6
meses.
ESCOLAR (6-11 AÑOS)
DUELO NORMAL
·LAS MANIFESTACIONES, MÁS FRECUENTES SON TRISTEZA Y EL LLANTO, PERO NO SIEMPRE APARECEN.
MUCHAS VECES SE ESCONDEN PARA LLORAR.
·AUMENTAN ANSIEDADES, CON MIEDOS O PREOCUPACIONES EXCESIVAS.
·LA CULPA PUEDE ESTAR ASOCIADA A EVENTOS REALES MAGNIFICADOS, EN REMORDIMIENTOS POR NO
HABER HECHO O DICHO ALGO.
·ES FRECUENTE QUE APAREZCAN A DIFICULTADES DE COMPORTAMIENTO O CONDUCTA EN LA ESCUELA,
EN CASA O EN GRUPOS DE AMIGOS. A VECES CUENTA IDENTIFICARLAS COMO MANIFESTACIONES DE
DUELO.
· DÉFICIT DE ATENCIÓN, EL RENDIMIENTO ESCOLAR A MENUDO DISMINUYE.
·PUEDEN APARECER SÍNTOMAS SOMÁTICOS: DOLOR DE CABEZA, DE ESTOMAGO, ASTENIA.
·PUEDEN “PERCIBIR LA PRESENCIA” DE LA PERSONA MUERTA.
·VIGILAR LA TENDENCIA A SUSTITUIR A LA PERSONA MUERTA, ASUMIENDO EXCESIVAS
RESPONSABILIDADES.
SIGNOS DE ALERTA
-Persistencia de bajo rendimiento escolar
-Alteraciones conductuales graves, ansiedad persistente
-Deseo reiterado de reunirse con la persona muerta, adoptar el comportamiento y vestimenta del difunto.
ADOLESCENTE
DUELO NOMAL
·SENTIMIENTOS DE TRISTEZA, RABIA CULPA Y MIEDOS MÁS SIMILARES A LOS ADULTOS, PERO CON MÁS
DIFICULTADES PARA EXPRESARLOS.
·PUEDEN AUMENTAR LAS CONDUCTAS DE RIESGO.
SIGNOS DE ALERTA
-Persistencia de bajo rendimiento escolar
-Alteraciones conductuales graves, ansiedad persistente
-Deseo reiterado de reunirse con la persona muerta, adoptar el comportamiento y vestimenta del difunto.
Acompañamiento en el Sufrimiento
¿A QUIÉN TOCA ACOMPAÑAR EN EL
SUFRIMIENTO?
Quizás hay culturas o épocas en que el sufrimiento ha podido expresarse a nivel social de
una determinada manera que facilite la externalización, con rituales, símbolos u otras
expresiones.
Acompañar en el duelo y el sufrimiento requiere no solo
aptitudes y conocimientos, sino también actitudes, y no todos
los profesionales están preparados para hacerlo.
UNA SOCIEDAD EVASIVA
En una sociedad que «evita» hablar de la muerte, es muy fácil
que se profesionalice la atención más que encontrar una
respuesta social que facilite el proceso de duelo y sufrimiento.
Hay preguntas y situaciones que no están hechas para ser
respondidas o resueltas, sino para ser acompañadas.
HUMANIZACIÓN POR PROFESIONALIZACIÓN
Algunos autores advierten que se está sustituyendo la
«humanización» de la sociedad por la profesionalización. El
mejor acompañamiento es el de una sociedad que ayude a vivir este proceso.
Y muchas veces los profesionales están formados solo para resolver y solucionar.
Niveles Diferenciados de Intervención
Nivel mínimo
En niños con manifestaciones proporcionadas
y familiares contenedores
En estos casos, Worden no recomienda ninguna intervención, simplemente
seguimiento por pediatría para dar pautas generales o entidades de ayuda mutua
y apoyo social.
Nivel medio
En niños que expresan
ciertas dificultades, y/o en familias
con mecanismos de contención
escasos
Los profesionales deberán estar atentos para la evolución del niño, y derivar a salud mental según su evolución.
Nivel tercero
En niños de riesgo elevado
o alta vulnerabilidad:
Ya sea por el tipo de pérdida (suicidio, homicidio, accidente traumático), desestructura familiar o psicopatología previa; en estos casos sí se recomendaría una intervención preventiva y precoz por parte de profesionales de la salud.
TANATÓLOGA
ANA CASTRO
Cuando en la familia trasciende una persona;
por lo regular sucede el fenómeno del
silencio, los adultos se encierran en una
burbuja de dolor
se olvidan que los niños
y adolescentes también se encuentran en
duelo, los niños y adolescentes muchas veces
no expresan su dolor para no hacer sentir mal
a los mayores, por no ponerlos más tristes de
lo que ya se encuentran.
callan lo que sienten
y como no saben como expresarlo llevan a cuestas un duelo callado
Hechos Concretos y Entorno Sociocultural
Este hecho implica que el niño más pequeño entiende la muerte como un hecho concreto, reversible y opcional.
El concepto de muerte se desarrolla en el niño, si el entorno sociocultural favorece su desarrollo y se puede hablar de ello.
La Muerte Como Algo Distante en la Vida
Se muere en centros sanitarios, se vela y se entierra en
tanatorios alejados del centro de las ciudades, lugares
donde no se acostumbra a ver niños y jóvenes. La
muerte se ha escondido en las periferias y parece
ajena a la propia experiencia.
Duelo y Sufrimiento
Niño y muerte en nuestra sociedad, parecen palabras
antagónicas. Hablar de la muerte a los niños o hablar
de la muerte en niños, es un tema difícil,
especialmente en una cultura como la nuestra, en que
muerte y sufrimiento se han convertido en los nuevos
tabúes modernos, agujeros negros en la antropología
cultural.
Entre los grandes retos éticos pendientes esta el de la atención a las personas como el del acompañamiento del sufrimiento; en el caso de los niños este reto incluye el acompañamiento al duelo tanto en las familias como en la escuela y a los profesionales sanitarios.
ERIC CASSEL
Uno de los primeros en poner la mirada sobre este tema ha sido Eric Cassel, médico internista, en un artículo titulado “Los
orígenes del sufrimiento humano y los fines de la medicina”
publicado en The New England Journal of Medicine en 1983.
En este artículo, Cassel distingue claramente entre dolor de
sufrimiento y la necesidad de entender los orígenes del
sufrimiento humano.
El sufrimiento es experimentado por las personas, no sólo por
los órganos, y tiene su origen en los retos que amenazan la
integridad de la persona como una entidad social y psicológica
compleja.
SUFRIMIENTO
El sufrimiento es una experiencia individual en
que intervienen mucho más factores, implica la
totalidad de la persona, y está fuertemente
relacionado con las expectativas y la vivencia
propia y cultural.
El Niño en Duelo Necesita
SER INFORMADO
ADECUADAMENTE
La información al niño debe ser clara y adecuada a
su nivel de comprensión, dejándole preguntar todo
aquello que necesite.
SER ESCUCHADO (A) CON
ATENCIÓN:
El niño precisa alguien a quien expresar sus dudas, preocupaciones, fantasías, temores, como Emerson decía: «un amigo es alguien con el que puedes pensar en voz alta», y en el momento del duelo, pensar en voz alta es indispensable para elaborar y ordenar los pensamientos y las emociones.
SENTIRSE INCLUIDO E
IMPLICADO
Ofreciendo, sin forzar su presencia y participación en los
rituales de despedida (tanatorio, funeral…)
ABORDAR LOS MIEDOS Y
ANSIEDADES
El niño necesitará saber que seguirá siendo cuidado y atendido. Abordar la culpa y poder verbalizarla.
AYUDAR A EXPRESARSE
EMOCIONALMENTE
Según las propias necesidades y ayudar a elaborar a aquellas emociones que sobrepasan.
CONTINUAR CON LAS
RUTINAS
Evitar cambios sobreañadidos (escuelas, amigos, cuidad), ayuda a restablecer seguridad y estabilidad.
TENER LA OPORTUNIDAD
DE RECORDAR
Cultivar el recuerdo hasta llegar a poder recolocar
emocionalmente a la persona muerta.
CONCLUSIÓN
después de haber analizado ambos temas podemos decir que es un tema muy importante y cada vez más estudiado y aunque es también un tema que por así decirlo esta ya establecido cada persona lo vive muy a su manera pero sobre todo ya sea cualquier tipo de duelo es muy complicado y aun mas para un niño el hablarle de la muerte, a un menor es un tema que debemos de tocar con mucho tacto y sobre el saber como acompañar y trabajar el duelo con los niños debería
formar parte de nuestra educación que recibimos como todos profesionales, con el fin de que tengan recursos suficientes para apoyar a las personas, familias y niños en duelo y que estos puedan superar mas rápida esta perdida y sobre todo de mejor la mejor manera posible.